Australopithecus Africanus - Características y proceso evolutivo

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Australopithecus Africanus - Características y proceso evolutivo Ilustración de una profesora

Su nombre significa «mono del sur de África», son una especie de homínido fósil proveniente de Sudáfrica.

El primer descubrimiento fósil de esta especie fue en 1924, este hallazgo fue atribuido a Raymond Dart en Taung, de modo que el primer descubrimiento de los restos fósiles, el cráneo de un niño, fue bautizado como “El niño de Taung”, sin embargo, no fue validado hasta 30 años después.

No obstante, existen hipótesis de que este resto fósil pudo haber resultado víctima de un águila, ya que se supone que el lugar donde fue hallado era un nido de estas gigantes aves.

 

Fuente | Gunnar Creutz – CC BY-SA (https://creativecommons.org/licenses/by-sa/4.0)

 

Características de la especie

Esta especie, a pesar de ser un ser humano, tiene características muy lejanas a las que nosotros poseemos ahora, no obstante, a continuación, te enumeraremos sus diferentes características:

  • Presentaba marchas bípedas, sin embargo, presentaba hábitos arborícolas.
  • Los machos pesaban aproximadamente 41 kg.
  • Las hembras pesaban aproximadamente 30 kg.
  • Tenían una estatura aproximada de metro y medio.
  • La anatomía post craneal era parecida al de los Australopithecus Afarensis.
  • A diferencia de los antropomorfos, poseían una caja craneal mucho más alta y ovalada.
  • Contaban con piezas dentales muy similares a las del humano.
  • La anatomía de su rostro era más corta y cráneo más pequeño.
  • Tenían un grado menor de prognatismo.
  • Sus fosas de la mandíbula eran más recónditas

 

Proceso Evolutivo

 

No obstante, en la actualidad, aún existen dudas sobre la creación del ser humano, tomando en cuenta que tuvo lugar mediante la evolución de un mono arcaico, sin embargo, esta es una incógnita que no ha sido resuelta del todo.

El Australopithecus es conocido como el primer homínido bípedo, lo que los convierte en una pieza clave para el entendimiento de la evolución del ser humano.

Uno de sus principales rasgos fue caminar en dos patas, lo que paulatinamente daría al homínido posibilidades de emplear sus manos para conseguir mejores alimentos e inclusive para utilizar objetos como herramientas, lo cual resultaría muy beneficioso para estos al ser migrantes mundiales.

Posteriormente, para el año 2010, se hicieron descubrimientos sobre una nueva raza de Australopithecus, lo cual los convertiría en nuestros más cercanos descendientes.
Son científicamente conocidos como «Australopithecus sediba», y se objeta que vivieron hace más de 2 millones de años aproximadamente, y que luego de unos millones de años más, este evolucionó para convertirse en el género Homo.

Es importante recalcar que existe una amplia diversidad de especies catalogadas «Homo», como es el Homo sapiens, es decir, el ser humano de la actualidad.

No obstante, los restos fósiles encontrados del Australopithecus Sediba, son prueba de que estos poseían fuertes y largos dedos, lo que simultáneamente los convertía en los primeros Australopithecus que posiblemente fueron capaces de utilizar herramientas.

Alimentación

Justin Ledogar realizó investigaciones basándose en el cráneo del Australopithecus, enfocándose principalmente en sus características bucales.

El propósito de esta investigación era determinar la fuerza que estos empleaban para masticar y así objetar que la alimentación era resaltante en esta especie.

Ledogar llegó a la conclusión de que, a diferencia del Australopithecus Africanus, el Australopithecus Sediba poseía una dentadura pequeña, sin mencionar que muy frágil, lo que significa que investían una mordida de muy poca fuerza.

Su dentadura es considerada intermedia en comparación con las otras especies de Australopithecus que era austera, completamente capaz para masticar frutas y una amplia diversidad de alimentos duros, al igual que lo hace el género Homo.

A raíz de estos descubrimientos se pudieron establecer hipótesis en las que se establece que la evolución de esta especie se debe a cambios climáticos y ambientales, que modificaron notablemente los alimentos en el ecosistema de estas especies, causando que las fosas del Australopithecus cambiaran, y de esta manera se vieron obligados a modificar su régimen alimenticio.

No obstante, se deduce que luego de estos cambios, una pequeña población empleó el intelecto para la búsqueda de nuevos alimentos y así poder adecuarse a este nuevo escenario.

Esto, posteriormente, significó el aumento de sus capacidades para razonar, llevándolos a la conclusión de que entre más herramientas emplearan, más fácil sería la recolección y búsqueda de alimentos, lo que originó un uso masivo de utensilios.

Fue así como la especie fue evolucionando hasta la aparición del ser humano que conocemos en la actualidad, aunque esto sucediera unos millones de años después.