Si has escuchado hablar sobre el Imperio Babilónico, sabrás que fue uno de los más poderosos e imponentes de la época, con su núcleo situado en la renombrada ciudad de Babilonia.

Esta superpotencia atravesó dos fases resaltantes, cuyas diferencias podrían considerarse abismales. En primer lugar, hallamos la fase de esplendor, registrada entre los años 1800 y 1600 antes de Cristo. En segundo lugar, tenemos la fase Neobabilónico, comprendida entre los siglos Vi y VII antes de Cristo.

En Babilonia surgieron innumerables tradiciones, repletas de hábitos y costumbres que protagonizaron de la mejor manera todo su período. También, hay que confesar su rol como uno de los más grandes centros culturales, y con la misma razón anterior.

No obstante, no fue sólo innovadora en los aspectos de su formación como sociedad, sino también en su organización económica y política, de los cuales tendremos la fortuna de extendernos más adelante.

Ubicación: ¿En dónde podemos localizar Babilonia?

Se localizó en medio del desierto de Siria e Irán, decorada por dos ríos llamados Éufrates y Tigris, que recorrían en sus extremos. Ambos ríos tienen su entrada principal en las montañas de Armenia, y se desplazan entre norte a sur del país con su destino en el Golfo Pérsico.

Dentro de todo, sus temperaturas eran altas, con suerte se avecinaban durante ciertas temporadas los días fríos, eran poco usuales dentro del terreno de Babilonia. Disponían de un terreno completamente fértil y presumían de distintos centros accesibles a fuentes de agua. Gracias a la ausencia de barreras naturales, se convirtió en un sitio muy querido por los invasores.

Política: ¿Cómo era la organización política de Babilonia?

Esta comunicada se distinguió por ser avanzada, con grandes capacidades de construir templos gigantescos. Sin mencionar claro, las ciudades hermosas a su merced, dignas de enmarcar y conservar por la vida entera.

De hecho, también existía un punto determinado donde se llevó a cabo la organización del Imperio, el cual también fue plasmado en sus leyes, siendo ésta la primera.

En Babilonia se creía en un ser místico, una figura poderosa que denominaban como el dios Marduk, quien era el encargado de elegir a un rey, cuyas propiedades y condiciones carecían de toda divinidad, con la función de representarlo en la tierra ante sus “subordinados”, por llamarlos de alguna manera.

El rey, como en toda monarquía, buscaba la mejor administración de su ciudad. Además, también realizaba el papel de intermediario entre Marduk y sus seguidores.

¿Cómo pasar de ser un esclavo a un hombre libre?

Como se acostumbraba en la época, las clases sociales estaban muy marcadas y estaban constituidas por dos simples conceptos: esclavitud y libertad. En la época medieval todo consistía en las pertenencias, en las tierras o en los bienes, ¿no es así? Pues bueno, lo mismo pasaba en esta ciudad.

Los esclavos, una vez alcanzaban los bienes correspondientes y necesarios, tenían el poder de comprar su libertad. Aunque no todos corrían con la misma suerte, era una opción que estaba a su disposición.

No obstante, también existió una pequeña clasificación entre los hombres libres. Los dividían entre: los hombres privilegiados, que conformaban la comunidad de sacerdotes o funcionarios. Y también estaban los conocidos por la denominación Muskhenum, que correspondían al conglomerado de artesanos, comerciantes y campesinos.

El papel del rey: distribución de poder

Como bien fue mencionado con anterioridad, la ciudad estaba gobernada por un rey cuya designación la llevaba a cabo el dios Marduk. Su palabra era la única que valía y, como era de esperar, era quien tenía la última. Entre todas las figuras de autoridad, quien resultó más representativo en esta época fue el rey Hammurabi. Su reinado comprende las fechas de 1790 y 1750 antes de Cristo.

Él fue creador del código de Hammurabi, la primera iniciativa más parecida a un código de leyes, el primero hecho en toda la historia. Muchos se sorprenderán, pero a pesar de la fecha, el código incluía la igualdad de género entre los hombres y las mujeres. ¿En qué sentido? La mujer tenía los mismos derechos que el hombre, comenzaba a visualizarse como una persona más y no como un objeto.

Economía: ¿Cómo fue el movimiento económico en Babilonia?

El Código de Hammurabi influyó de gran manera en la actividad económica del Imperio. De hecho, fueron conocidas principalmente desde la creación del código. Bien sabemos que la fuente principal de ese entonces era la agricultura, y dependía en gran medida de la elaboración de zonas para el riego.

Por otro lado, la ganadería también ha conservado un puesto importante. Los impuestos que imponía el Imperio debían ser compensados con productos de cada región. Hubo un buen desarrollo en las áreas del comercio y la tecnología, estas influidas de la mejor forma gracias al desarrollo de lo que hoy conocemos como las matemáticas y las ingenierías.

Según los estudios, en esta ciudad se utilizaban principalmente un sistema muy parecido al sistema decimal, pero este no correspondía su base en el 10, sino en el 60. El Imperio de Babilonia avanzó en gran medida con la aritmética y el álgebra.

Comienzan a surgir los problemas: el descenso de Babilonia

Los conflictos hacen una aparición magistral una vez el Rey Hammurabi se declara muerto. Este suceso tiene su  lugar en la mitad del siglo XVIII antes de Cristo. Es en esta oportunidad cuando la población, en masas mayoritarias, comienza una rebelión.

La caída del Imperio se aproximó en el siglo XVI, una vez el pueblo de los denominados Hititas se apoderan de la ciudad, para posteriormente hacerla trizas. Esto, trae como en consecuencia una nueva era del esplendor del Imperio, que no tiene una duración prometedora gracias a la invasión persa, centrada en los años 539 antes de Cristo.

Aún cuando el reino de Babilonia creó todo tipo de leyes, una cultura maravillosa, impartió el respeto, estructuró una economía y política medianamente estable, manteniendo de esta manera a una población satisfecha, luego de que el Imperio cayó, todo se vio terriblemente modificado.

Los restos de su estructura social, su arte, su arquitectura, absolutamente todo fue modificado. Lo único que pudo salvarse fue la esencia, un aspecto imposible de arrebatarles.