En el año 1756 más específicamente en Inglaterra, fue cuando William Pitt llegó a ocupar el cargo de primer ministro, siendo la primera persona que representaba todos los intereses de la ciudad, es decir, se enfocaba tanto en las necesidades que tenía la población como ciudadanos y también atendía a los factores que podían agobiar a los comerciantes y entidades financieras de la región.
Los objetivos que tenía Pitt al comenzar su trabajo como ministro era construir un nuevo imperio inglés, obteniendo el apoyo, y así ejercer una hegemonía total sobre el comercio internacional.
No a todos les agradó esta idea, pero a quienes les causó menos gracia fue a Norteamérica y a Francia, ya que las tropas de Quebec asfixiaban de una manera constante a las trece colonias inglesas; siendo este el motivo principal por el que comenzó la Guerra Carlina o guerra de los Siete años.
La guerra de los siete años.
También es conocida como la Guerra Carlina y se puede definir en términos sencillos, como aquel conflicto que se generó entre Francia e Inglaterra desde el año 1753 a 7 años posteriores a este, 1760, este conflicto se extendió de manera bastante grave llegando a un punto en el que incluso se llegó a afectar a los Estados Unidos.
El conflicto causó que las tropas francesas se unieran con las tribus indígenas con un mismo fin, el cual era básicamente atacar y destruir a las colonias inglesas que se encontraran cerca del territorio. Para contrarrestar la acción francesa, la colonia británica decidió unirse a La Corona a pesar de que entre ambos existían muchas disputas y desacuerdos debido a las acciones comerciales que habían tomado.
Cuando se produjo la unión entre las dos partes de Inglaterra y la Corona, se declaró como ganador oficial a Inglaterra y los norteamericanos denominaron esta como la Guerra en contra de los indios y franceses.
La conquista de Inglaterra
En la otra parte de Europa la guerra también se venía extendiendo y por esto Inglaterra tomó la decisión de unirse con Prusia y bloquear de esta forma cualquier puerto francés que encontraran en su Camino.
Lograron apoderarse primero de Montreal y acto seguido de Quebec, llegando a conquistar también la región de Los Grandes Lagos. Podría decirse que a estas alturas ya Inglaterra tenía sometida a la gran mayoría del imperio colonial francés.
Más específicamente en estas zonas destacaban las del oeste; consiguiente a esto la acción de los franceses fue ceder Senegal, Gambia y las colonias canadienses; posteriormente a España, quien había entrado también en la guerra en el año 1761 transfiriendo también a su vez a Florida.
La crisis económica posterior
Aunque las tropas de Inglaterra se habían llevado la victoria en cada uno de los enfrentamientos, su economía no era para nada buena por lo que en Londres, el parlamento tomó la decisión de castigar a las personas obligándoles a pagar los gastos que había tenido la guerra en cuestión; alegando que fue útil pero al mismo tiempo insuficiente los insumos y equipamientos que ayudaron a dar la victoria en contra de las tropas francesas.
También buscando aligerar un poco la crisis que se estaba viviendo, se buscó restringir de manera leve las transacciones de carácter comercial entre las colonias lo cual generó el malestar entre la población.
Cuando se tomaron estas medidas una ola de protestantes fue creciendo cada vez más e incluso se estaban comenzando a provocar revueltas intensificadas porque los ingleses no querían dejar que fueran ocupadas las tierras que habían sido previamente conquistadas del territorio francés, obligando de esta manera a vivir a toda la población en aquellas zonas que fueran de fácil control para ellos, comprendidas por las proximidades del litoral.