Definitivamente, la historia europea y, por consiguiente, la historia universal no hubiera sido la misma sino hubiese existido una figura de tanta relevancia como lo fue Isabel la Católica. Esta increíble mujer supo gobernar un reino para todos sus habitantes sin distinción alguna. Además contribuyó enormemente a sentar las bases para una de las dinastías más poderosas de la historia como lo fue la de los Austrias. En el presente artículo, vamos a conocer algunos de los aspectos más resaltantes de su vida.
Vida y comienzos de Isabel la Católica
El 22 de abril de 1451 nace Isabel I de Castilla, cuyo padre fue el Rey Juan II. Una vez fallece el monarca, es el hermano mayor de la niña quien asume la jefatura del gobierno en su lugar, pero su pronto fallecimiento y también el de su única descendiente cambia los planes por completo. Juana de Portugal, segunda mujer del hermano de Isabel fue nombrada princesa, pero por comprobarse que era una bastarda nacida de una relación con su madre y Beltrán de Cueva, pierde todo apoyo y debe regresar a su país.
Con el repentino fallecimiento de Alfonso de Castilla, quien era el siguiente en la línea sucesora, todo parece indicar que Isabel va a ascender al trono contra todo pronóstico. Según se dice, ella nunca antes había imaginado que podía llegar a ser reina, pero la idea no le disgustaba en absoluto. También es de vital importancia hacer referencia a la Corona de Aragón, la cual estaba representada por Fernando II de Aragón, futuro esposo de Isabel. Fernando, conocido como el Grande, era el heredero al trono de Aragón.
Historia de Isabel de Castilla y Fernando de Aragón
El 19 de octubre de 1469, Isabel contrae matrimonio con Fernando en el conocido Palacio de los Viveros. La bosa estuvo a punto de no llevarse a cabo debido al parentesco que tenían los conyugues. Al ser primos hermanos necesitaban el permiso del sumo pontífice para poder celebrar su unión sin ofender a la Iglesia Católica. Debido al enfrentamiento entre la corona y la iglesia en esta época, el papa Paulo II se negó rotundamente a cederles ese permiso.
Teniendo en cuenta la negativa del papa a otorgarles el permiso necesario para poder celebrar su unión, Isabel y Fernando deciden casarse a escondidas gracias a los servicios del notario apostólico Diego Rengel. Tanto Rengel como el obispo de Segovia para esa época fueron los ejecutores de la expedición de la falsa dispensa de matrimonio. Luego del matrimonio secreto, ambos conyugues comenzaron a ser apodados como los Reyes Católicos una vez que les fueran otorgados dichos títulos.
Una vez fallecido el papa Inocencia VIII, quien fue el que les otorgó los títulos a Isabel y a Fernando, el papa Alejandro VI ratificó dichos títulos, los cuales pasarían a la descendencia que tendrían juntos. Aunque estaban casados, cada uno gobernaba su reino con su propia autoridad y título. Sin embargo, sus reinos eran considerados como uno solo ya que ambos reyes los gobernaban en conjunto. En cuestión de importancia, El reino de Castilla era infinitamente superior al de Aragón.
Los Reyes Católicos y su descendencia
La unión de Isabel con Fernando duró más de tres décadas, las cuales les permitieron engendrar cinco hermosos hijos, cuatro niños y un solo niño. Es importante resaltar que esta no fue toda la descendencia que tuvo Fernando de Aragón durante su vida, ya que tuvo varios hijos bastardos producto de diversas relaciones extramaritales. Estos hijos los tuvo tanto antes de haber contraído matrimonio con Isabel como después de haberlo hecho. Aún no se tiene la certeza de cuantos bastardos llegó a engendrar durante toda su vida.
Una vez que Isabel fallece, Fernando no demora demasiado en contraer matrimonio nuevamente. Se casó con la Princesa Germana de Foix y tienen un hijo al cual llamaron Juan. El mismo solo llegó a sobrevivir unas pocas horas después de haber nacido. En cuanto a la primera hija que Fernando e Isabel tuvieron, a la cual llamaron Isabel y era quien heredaría los tronos de sus padres hasta el momento. Sin embargo, algunos años después nace su hermano menor Juan.
Los enfrentamientos militares constantes entre Castilla y Portugal siguieron luego del fallecimiento del hermano de Isabel y provocaron un sangriento conflicto bélico por el reino entre Isabel y la descendiente de su hermano, su sobrina Juana. El rey de Portugal, Alfonso V, apoyaba a Juana, su sobrina y esposa, por encima de todo. Una vez finalizado dicho conflicto, Isabel y Fernando estaban desesperados por hacer las paces con el reino portugués, así que deciden casar a su hija con el príncipe Alfonso, hijo de Alfonso V.
Algunos detalles importantes sobre la primogénita de los Reyes Católicos
De acuerdo con numerosos fuentes, tanto Isabel como Alfonso realmente se enamoraron y llevaron un hermoso matrimonio hasta el repentino fallecimiento del príncipe Alfonso. Nadie se esperaba que falleciera al caer de un caballo a solo un año de su matrimonio con Isabel. Luego de la dolorosa muerte de su esposo, Isabel decidió volver a Castilla y le manifestó a sus progenitores su deseo de quedarse viuda por el resto de su vida o entrar a un convento y dedicar su vida a Dios.
Los Reyes Católicos no aceptaron ni comprendieron el deseo de su hija de no volverse a casar. Así como obligaron a su hija a contraer matrimonio con el príncipe Alonso, hicieron lo propio con el Rey Manuel de Portugal, al cual se le apodaba como el Afortunado. Una vez culmina el primer matrimonio de su hija, los reyes necesitan acercarse de nuevo al reino vecino y no dudan en casar a hija nuevamente con un monarca de aquella dinastía para poder lograrlo.
Ya eran varias las fisuras entre el Reino de Portugal y el Reino de Castilla, sobre todo luego de que Cristóbal Colón descubriese América y se firmase el famosísimo Tratado de Tordesillas. Este último se firma con el firme propósito de establecer las fronteras de ambos reinos el ultramar, lo cual podía ocasionar conflictos graves entre ambos reinos en cualquier momento. Manuel estaba feliz ya que conocía a Isabel y sabía que era muy lista y prudente.