Se le conoce como la orden de los jesuitas a aquella organización católica la cual fue fundada en el siglo XVI, más específicamente cuando este siglo se encontraba en la mitad, por allí en el año 1534; La orden Jesuita fue fundada específicamente en la ciudad de Paris, Francia.
EL fundador de la orden de los jesuitas fue San Ignacio de Loyola, él, comenzó siendo un religioso pero después pasaría a ser canonizado por el papa para convertirse en un santo de manera definitiva después de su fundación. Los objetivos que tenía la orden jesuita eran básicamente difundir el mensaje de Jesús a lo largo de la tierra y más especialmente en aquellas comunidades y territorios donde nunca se había oído hablar acerca de la palabra de Dios.
La compañía de Jesús tuvo su nacimiento en la ciudad de París y el nombre de jesuitas no fue adoptado sino hasta después de la llegada del movimiento a la ciudad alemana; poco tiempo después de haberse autodenominado de esta manera (la compañía de Jesús) la gente comenzó a decirles los jesuitas más como un término despectivo.
Origen de la compañía
El grupo original de la compañía fue fundada por Loyola, Fabro y Javier, pero posteriormente en los años consiguientes fueron sumando muchos más adepto y se unieron al grupo Simao Rodrigues, Nicolas de Bobadilla, Alfonso Salmerón y Diego Laínez, los cuales se encargaron de dar el nombre oficial durante la conformación de la compañía de Jesús a los quince días del mes de agosto del año 1534.
Durante este evento se encargaron de presentar los votos en la capilla ubicada en la colina Montmartre en donde el Papa, quien en aquel entonces era Pablo III, el día 27 de septiembre del año 1540 fue cuando les fue certificado la compañía con un reconocimiento y además, la conformación de tres miembros nuevos, los cuales eran Paschase Broet, Claude Jay y Jean Codure.
Los jesuitas y sus elementos significativos
Las obras más importantes que hicieron los jesuitas fueron realizadas en el territorio de américa del sur, en los países de Paraguay y Argentina. Los aspectos más relevantes que fueron realizados por los acompañantes de Jesús fueron básicamente sembrar el interés en los nuevos posibles seguidores devotos, buscando la mayor cantidad de fieles posibles mediante una enseñanza y educación evangelista.
Pero no toda la fama de los jesuitas fue ganada por enseñar a las personas aborígenes acerca de la existencia de Jesús, sino que también en la mayoría de los casos también se dedicaban a dar otros tipos de mensaje y enseñanzas como lo pueden ser de carácter espiritual y mostrando por qué es importante que se viva una vida con una espiritualidad más abierta y reflexionando acerca de sus acciones.
Con esto, también buscaban de cierta forma que se concentraran en el por qué hacer que su vida tuviera cierta relación y similitudes con la de Jesucristo, enseñando los valores positivos como lo son la cooperación y la amistad entre los pueblos, y además, enseñándoles a que la vida no tiene que depender de las cosas materiales ni tampoco de las monetarias como el dinero o rocas valiosas (véase oro, diamantes, etc.).
La misión de los jesuitas
Los fundadores de los Jesuitas estaban conformados por los estudiantes del colegio parisino Santa Bárbara, entre los cuales destacaban Francisco Javier y Pedro Fabro, todos estos miembros, junto a Ignacio de Loyola fueron formando una amistad bajo los lazos de la fe cristiana y el deseo en común que tenían todos ellos: Lograr repartir la palabra de dios a cuantas personas fuera posible en el territorio de Jerusalén o donde quisiera el Papa.
Es cierto que los jesuitas tenían un modo de vida bastante distinto a lo que vivimos en la actualidad, y ellos se enfocaban al mismo tiempo que daban las enseñanzas de espiritualidad y encuentro con Jesús, en que cada una de las personas buscara encontrar su propio camino; es decir el propósito por el que había venido a la vida, descubriendo las habilidades dentro de cada persona.
Para los Jesuitas, ayudar a las personas a encontrar su misión en la vida significaba uno de los mayores actos de devoción hacia Dios y el Señor Jesucristo, así como también representaba un acto de valentía.
Su expulsión dentro del territorio americano
Las compañías de los jesuitas todavía pueden encontrarse en la actualidad, pero ya no tanto en el continente europeo como se acostumbraba antes sino que tienen una mayor presencia en el territorio sudamericano; específicamente en Latinoamérica.
Es importante acotar que los jesuitas sufrieron una expulsión dentro del territorio Americano ya entrado en el siglo XVIII, cuando se encontraban en el reinado los Borbones oriundos de España y otras casas de carácter europeo; porque ellos decían que los Jesuitas solamente servían para representar aquellos valores religiosos y políticos que no tienen nada que ver con los intereses de La Corona y el Rey.
(Los jesuitas durante su estadía en el territorio americano y europeo, buscaban ser sus propios limitantes dentro del poder religioso y también el político en sus miembros, decisión que no les agradó a las personas y mucho menos a la monarquía).
Aunque a la monarquía no le gustaba aceptar este hecho, se debe recalcar que los jesuitas habían sido responsables de evangelizar casi todo el territorio de américa, más allá del ámbito religioso habían sido los responsables de organizar a las comunidades indígenas y contribuir con elementos y materiales para que los mismos pudieran seguir subsistiendo como la comunidad que son.
Fallecimiento del líder y la pérdida de poder.
Ignacio de Loyola había fallecido en el año 1556, y la persona que quedó a cargo de la compañía de Jesús fue Diego Laínez, quien fue designado padre general, ejerciéndolo hasta su posterior muerte.
La iglesia en aquel entonces habría perdido mucho poder por la explosión en la mayoría de territorios y la prédica soberana para llamar adeptos al despotismo ilustrado; pero aún a hoy en día se pueden ver a los seguidores de la compañía de Jesús en diversos lados del mundo.