La religión en cada una de las culturas es diferente, las creencias de cada pueblo y sus divinidades podían tener variaciones dependiendo de la ciudad donde se adoren a ciertos dioses. En el caso de la religión de Mesopotamia, tienen un sinfín de divinidades a los que adorar, y cada uno podía representarse de diferente forma dependiendo del entorno, sin embargo, los dioses usualmente estaban relacionados a los elementos de la naturaleza, los sentimientos y emociones humanas.

Dioses mesopotámicos

La vida de los humanos era controlada por los dioses de la luna, el sol, la lluvia, la tierra, por otra parte, en la religión mesopotámica también a los dioses de la fertilidad y la divinidad plena, por sus nombres eran conocidos de esta manera.

  • Sin, el dios de la Luna.
  • Abad, el dios de la Lluvia.
  • Shamash, el dios del Sol.
  • Ishtar, la diosa de la fertilidad.
  • Marduk, el dios de babilonia.

Cada uno de estos dioses era representativo a su manera, por ejemplo, Ishtar una de las referencias que se pueden tener de los dioses originales. Era representada como la diosa de la fertilidad, del amor y al mismo tiempo, la diosa de la guerra. Se volvió mucho más representativa después del milenio I, conocida como la diosa principal, a la que las personas adoraban debido a que gobernaba el cielo y la tierra.

Por otra parte, Marduk se dio a conocer luego de que el rey de babilonia Hammurabi, se impusiera sobre toda Mesopotamia. Esta religión es en principios politeísta, a pesar que con el pasar de los siglos los sacerdotes fueron jerarquizando cada uno de los dioses que adoraban, nunca se convirtieron en un sistema monoteísta.

La religión mesopotámica, se afirmó a su vez en el orden y la claridad, y aunque su sistema era politeísta no tuvieron gran relevancia histórica y coherente hasta que se vio la llegada de los griegos. Así como en otras culturas, siempre idolatraban a los dioses a través de figuras parecidas a la humana, los mesopotámicos siempre hicieron énfasis en que los dioses, eran por muchos superiores.

Los dioses, templos y ritos

Ya que los dioses eran considerados seres tan supremos, no podían vivir entre las masas, es por esto que, las sociedades solían levantar templos en su nombre, para que así, los dioses pudieran habitan en la tierra sin convivir con los seres humanos, es por eso que, los templos eras levantados como las casas más bellas y ricas que se podían observar.

Es decir, estos se construían con los mejores materiales y de un tamaño impresionante, que era totalmente provisto de múltiples riquezas y bienes de mucho valor, además mantenía a los pocos habitantes del lugar en el desarrollo de los conocimientos y la preservación de los textos preciados de la historia y cultura mesopotámica.

En el tiempo que el dios habitaba en la tierra y sus templos, era tratado como un ser humano, se le ofrecía alimento, joyas, vestimenta y sacrificios en señal de adoración. Su aparición entre los hombres era a través de grandes celebraciones y deslumbrantes fiestas, como las que se tuvieron en babilonia en año nuevo, en honor a Marduk.

La vida religiosa en Mesopotamia era muy compleja, las políticas, representaciones y la vida en general era muy diferente para los teólogos del templo y los simples hombres. Los ritos que se llevaban a cabo por los religiosos eran muy poderosos, lo que les permitía vivir en paz consigo mismos. Los hombres, al no entender la complejidad de dichos actos y de la divinidad de los dioses, se apegaban a las riquezas que le daba la vida mortal.

Los héroes de Mesopotamia

En todas las culturas siempre podemos encontrar mitos, historias y leyendas sobre lo grande que eran los dioses, sus hazañas y proezas, demostraciones de su gran divinidad, para así explicar los fenómenos naturales, además de su benevolencia para con los mortales. De este modo, encontramos múltiples historias relacionada con las divinidades y sus héroes en la tierra, con los que encontramos significados muy profundos e importantes, así como con el gran héroe Gilgamesh.

 

Las historias sobre este gran héroe han llegado hasta la actualidad y se reconocen como el poema de Gilgamesh, que ha sido épico para toda la humanidad. Este es un poema que se encontró en la biblioteca de Nínive, junto a otras veinte mil tablillas de escritura cuneiforme con información diversa sobre la cultura mesopotámica. Actualmente, podemos ver la mayoría de esas tablillas en el Museo Británico.

Según la información de las tablillas, Gilgamesh era un rey que nació de la unión de la diosa Ninsum y el sacerdote Lillah, este fue conocido como un rey tirano de Uruk que oprimía a su pueblo, su comportamiento era considerado como lujurioso y violento. Por lo que los habitantes de Uruk, les hicieron muchas plegarias a los dioses para que fueran liberados de toda esa tiranía del rey y la diosa Aruru escucho sus plegarias, creando en arcilla a una criatura que pudiera retar a Gilgamesh en combate y vencerlo.

Sin embargo, esta criatura conocida como Enkidudurante la lucha se enlazo en un

 

a amistad con el rey donde comenzaron a vivir muchas aventuras buscando la gloria, hasta que un día asesinan al toro del cielo y los dioses por venganza, le dan muerte a Enkindu. En su dolor, el rey temía por su mortalidad y decidió ir en busca de las respuestas de la inmortalidad.

En este viaje sobre las respuestas de la inmortalidad y la muerte a los confines del mundo, el Rey Gilgamesh consigue una planta que otorga la vida eterna y después de tener en sus manos lo que tanto deseaba una serpiente se lo arrebata. Por lo que en la enseñanza que deja esa historia es acerca de no desear los patrimonios de los dioses, ya que les pertenecen solo a ellos.

En otras palabras, los dioses mesopotámicos les infundieron a los humanos, la importancia sobre el amor y la amistad, además de lo peligroso que puede ser el desear algo tan supremo como la inmortalidad, y que con esos deseos solo consiguen la muerte de una forma más tortuosa. Son mitos que tienen muchas hazañas dentro de sus historias y nos dejan saber las diferencias entre las vidas de los dioses y los humanos.