La historia ha surgido como consecuencia de la contraposición de eventos que han explosionado en un cambio. Ciertamente, la evolución cultural e histórica de la humanidad ha correspondido con la teoría de los antagonos, lo que refiere a que deben encontrarse polos opuestos y diferencias para que surja el cambio.
Todo esto refiere a la gran necesidad que el hombre siempre ha manifestado por evolucionar, siendo producido por un conjunto de acciones que desencadenan, sin lugar a dudas, la contraposición de ideales, en ocasiones desenvolviéndose en un plano pacífico y, en otros casos dándose, en planos bélicos.
El siglo XV constituyó uno de los siglos más marcados en la historia, ya que el mismo fue ocasión para el inició de las colonizaciones, el descubrimiento de América y la reconquista de las dinastías.
Una de las naciones que desde su conformación se mantuvo incólume fue España, la cual para inicios del siglo in commento fue restituida por los Reyes, conformándose a partir de esa época en un territorio de gran fertilidad para todos los aspectos.
Aunque el término Siglo de Oro procede con anticipación de la época mencionada, el mismo obedece a la historia de la reconquista del territorio español por la Dinastía y, además, por la primacía del poder católico. De modo tal que algunos historiadores lo definen como un periodo netamente católico.
El término: Siglo de Oro
Este obedece a un vocablo que expresó el gran Velásquez en un estudio que realizó con la finalidad de explicar el siglo XVI bajo la forma de proyección y aparece en su gran obra denominada Orígenes de la Poesía Castellana.
Sin embargo, con la implementación de los reyes y de la Iglesia, los eruditos se hallaban custodiados por los mismos. Como sabrás, esta época se caracterizó por el apasionamiento del poder por la cultura, la cual en ocasiones se encontraba en sus secretarios, asistentes y muchas veces criados. Quienes fueron, poco a poco, manifestando sus dotes en literatura, pintura, música y obra teatral, lo cual llamó poderosamente la atención de lo elitesco y enseguida los convirtieron en sus pupilos a razón de aprovechar sus luces.
De modo tal que muchos historiadores consideran que el término Siglo de Oro corresponde al cubrimiento, por parte de los Reyes, de los eruditos.
Cultura tangible al alcance de todos: la imprenta
El mejor de los inventos que pudo albergar el Siglo de Oro fue la Imprenta. Ciertamente, esta corresponde con un conjunto de maquinarias industriales, por medio de las cuales se pasaba el papel con el fin de fabricarlo y, de forma posterior, presionar sobre él la gran cantidad de palabras que debía contener. Estas se correspondían con moldes que permitían la reflexión de la letra.
En un principio, sólo se producían libros de grandes magnitudes, que permanecían en las grandes bibliotecas de los más empoderados y adinerados. De forma posterior, las máquinas se fueron perfeccionando para sacar producciones en serie y en menores magnitudes, las cuales eran adquiridas con gran premura por los estudiantes.
Aunque nosotros te referimos a maquinaria, la imprenta surgió de forma tradicional como un conjunto de armazones de madera, es decir, era una rudimentaria rústica que prácticamente se constituía en una prensa, su invención obedece al alemán Gutenberg.
Sin lugar a dudas, la imprenta fue una de las invenciones que permitió con gran facilidad la expansión del Siglo de Oro por medio de las letras.
Máxima expresión hecha letras y el auge de la literatura
El Siglo de Oro, sin lugar a dudas, se caracterizó por el gran apogeo de la literatura, la cual se manifestó con gran ahínco en la expresión de sentimientos por medio de la prosa y la narrativa surgiendo grandes escritores para la época.
Garcilaso de la Vega, que se caracteriza por ser un fiel precursor en su lírica de Petrarca, sus prosas perfectamente estructuradas demuestran el sentimiento en palabras sobre la reflexión del amor.
Miguel de Cervantes se caracteriza por su máxima expresión de realismo impreso en su narrativa, como también la fusión de ficciones superpuestas, sin lugar a dudas, la expresión de sus narraciones, bajo la impresión de novela, como también bajo la percepción marcada de la prosa realista.
Su mayor contribución a la literatura la constituye el afamado Don Quijote, como se le conoce mundialmente en los múltiples idiomas que ha sido traducido, su nombre original es El Oriundo Hidalgo Don Quijote de la Mancha. Convirtiéndose en uno de los precursores más aclamados del Siglo de Oro.
Lope de Vega, conocido por sus majestuosos poemas en los que exalta todo el sentimiento por el amor y las desdichas que el mismo puede ocasionar, siempre haciendo alusión principal a los escenarios de amor perdido o imposible, se particularizó también en la expresión de obras teatrales que brindaron un aire fresco a la sociedad española.
El Siglo de Oro hecho lienzo
Diego Velásquez, máximo precursor del estilo barroco, el cual con gran sencillez expresaba en sus lienzos los rostros de la Dinastía y que estaba caracterizado por imprimir el claroscuro en sus obras, bajo la tendencia naturalista.
José de Ribera, quien de igual forma disponía sus lienzos para el retrato de la familia real y todo su cortejo, se caracterizó por imprimir el realismo en cada una de sus obras, como también por la dulce manifestación de las tonalidades de piel que se la daban de forma natural en la pintura, siendo un fiel representante del Siglo de Oro.
Sin lugar a dudas, el Siglo de Oro se manifestó por la fiel expresión de las cualidades más puras del ser humano. Todas manifiestas en la fiel expresión de los sentimientos por medio de la literatura, arte, prosa e incluso a través de la filosofía.
La madre de todos los saberes, la filosofía, fue la que colocó la piedra angular de esta época, estableciendo de forma igualitaria un pensamiento fundado en Dios como precursor de todas las cosas y un estudio más complejo de la existencia del hombre. Sin lugar a dudas, el Siglo de Oro realmente fue una época dorada para el sentir humanista.