Es triste comprobar que la matanza de estudiantes en América latina es un hecho que no ha distinguido entre dictaduras y democracias. Muchos tan solo con llegar al poder, ya se creen con la potestad de despreciar la vida de los demás.

La paradoja se repite una y otra vez, sin embargo, el colectivo se sumerge en una amnesia disociada que nos estanca en la solución de nuestros estigmas. Por este motivo, traemos a colación “El halconazo, historia de una matanza”. Una masacre sin culpables, que la humanidad no debe olvidar.

 

Fuente – Instituto Nacional de Antropología e Historia [CC BY 4.0 (https://creativecommons.org/licenses/by/4.0)] – Luis Echeverria presidente en México durante el Halconazo

Los actores

Cuatro actores tienen en cuenta esta historia.

  • En primer lugar, tenemos a los estudiantes de tres instituciones: La Universidad Autónoma de Nuevo León, la Universidad Nacional Autónoma de México y el Instituto Politécnico Nacional.
  • En segundo lugar, Antonio Martínez Domínguez, el regente de la Ciudad de México, en ese momento.
  • En tercer lugar, Luis Echeverría Álvarez, presidente de México (1970-1976).
  • En cuarto lugar, Los Halcones, grupo paramilitar entrenado por la CIA y la Dirección Federal de Seguridad.

 

Antecedentes

Todo inicia como un despertar de los estudiantes mexicanos, el año de 1968 seria crucial. El clímax, de los acontecimientos es alcanzado el 2 de octubre de ese año, los estudiantes promueven un movimiento social que los lleva hasta la plaza de las tres culturas en Tlatelolco

La reacción del gobierno de turno fue brutal, el mismo, justificaría la represión argumentando que la movilización era un peligro para la seguridad nacional. Los acontecimientos acaecidos quedarían para la historia como “la masacre de Tlatelolco”

Para ese momento, el presidente de México era Gustavo Díaz Ordaz y su secretario de gobierno, Luis Echeverría Álvarez. Ante los hechos, y con la intensión de suavizar las repercusiones de la masacre de Tlatelolco, el gobierno implementó políticas como: una mayor libertad de expresión y la liberación de los líderes estudiantiles que se encontraban en prisión. Esto les permitió regresar a la actividad política.

 

El detonante

Echeverría toma el poder como presidente y los estudiantes y autoridades de la Universidad de Nuevo León en Monterrey inician protestas contra una ley del gobierno local que promulgaba la reducción del presupuesto de la universidad y eliminación de la autonomía a la misma.

Inmediatamente, los estudiantes y profesores entraron en paro, logrando que se unieran a ellos la Universidad Nacional Autónoma de México y el Instituto Politécnico Nacional. A continuación, seria convocada una manifestación para el 10 de junio de 1971: el día del Corpus Christi.

 

Las primeras reacciones

Ante los hechos, con la finalidad de poner fin al conflicto, el gobierno de Echeverría promulgo una ley restituyendo la autonomía de la Universidad de Nuevo León. Ante esta decisión, el gobernador de Monterrey renunciaría a su cargo.

Por su parte, la mayoría de los estudiantes tomaron la decisión de continuar con la protesta, a pesar de la oposición de aquellos que opinaban que la protesta ya no tenía fundamentos. Dicha mayoría, veían la necesidad de protestar para la resolución de otros conflictos que aquejaban al país

10 de junio de 1971: el día del Corpus Christi

La marcha iniciaría en el Casco de Santo Tomás, recorriendo las avenidas Carpio y de los Maestros para continuar por la Calzada México-Tacuba y finalizar en el Zócalo capitalino.

La emboscada fue total, granaderos y agentes policiacos bloqueaban el paso acompañados de tanques antimotines.

A continuación, los granaderos rompieron filas para permitir que el grupo de choque denominado “Los Halcones” atacara a los estudiantes, primero con armas blancas y luego, con armas de fuego. No hubo condescendencia, el número de muertos estuvo alrededor de 120.

Disuelta la manifestación y contados los muertos, el gobierno se lavó las manos, encubriendo a los culpables de los hechos. Esto, con ayuda de los Estados Unidos. Asimismo, Alfonzo Martínez Domínguez, comandante de Los Halcones, sirvió de chivo expiatorio para salvar la carrera política de Echeverría.

Por su parte, los estudiantes más radicales se replegaron a la clandestinidad, creando células guerrilleras dedicadas a combatir al régimen de Echeverría.

 

Comentarios finales

Se presume que Los Halcones fueron entrenados por la CIA y el Departamento de Defensa de Estados Unidos. Este evento nunca fue condenado.

El entonces presidente de México, Luis Echeverría, fue exonerado jurídicamente de toda culpa en 2009 por falta de evidencia tangible.

El Halconazo es un evento que muchos desearían borrar de la memoria colectiva de la ciudadanía mexicana, pero, es necesario un poco de justicia para aquellos estudiantes cuyo único delito fue salir a pedir mejoras para su país.