Una mañana se encontraba un humilde sastrecillo sentado junto a su mesa justo al lado de la ventana. Estaba de buen humor y cosía con mucha alegría. En ese momento pasó una campesina por la calle vendiendo mermelada, por lo que se asomó y la llamó para comprársela. La mujer pensaba que iba a comprar más mermelada y se marchó malhumorada.

El sastrecillo cogió un trozo de pan y un poco mermelada, dejó las rebanadas sobre la mesa y continuó cosiendo. En este momento, un montón de moscas se sintieron atraídas por el olor y acudieron a la tostada. El sastrecillo intentó espantarlas pero no lo conseguía, así es que cogió un matamoscas y acabó cargándoselas. En total fueron siete moscas, y pensó que toda la ciudad debía saberlo.

Por ello cogió y se hizo un cinturón en el que puso “Siete de  un golpe” y se paseó con él por toda la ciudad. Conforme fue paseando encontró un gigante y el sastrecillo se acercó a él y le dijo que iba en busca de fortuna, pero el gigante no hizo ningún caso y lo llamó cobarde.

Al escuchar eso, que sastrecillo le enseñó su cinturón y el gigante pensó que se trataba de los hombres que había derribado el sastre y comenzó a tenerle respeto. Para comprobar que sería verdad, el gigante cogió una piedra y la exprimió hasta sacarle gotas de agua; eel sastrecillo dijo que eso era poco para él y sacó el queso de su bolsillo y lo apretó hasta sacarle todo el jugo. El gigante pensó que se trataba de una piedra y quedó sorprendido, pero hizo una nueva prueba y tiró una piedra tan alto que dejó de verse. El sastrecillo sacó un pájaro de su bolsillo lo tiro al aire, por lo que desapareció y nunca volvió a caer.

Finalmente, el gigante le pidió que le ayudase a sacar un árbol del bosque, y mientras el gigante iba por delante tirando del tronco, el sastrecillo se sentó sobre una rama.

Después de varias pruebas más, finalmente el gigante lo invitó a que fuese a una caverna con él donde había otros gigantes sentados al fuego. Finalmente le invitó a dormir en la cama, pero como era muy grande, el sastrecillo decidió dormir en un rincón. El gigante pensaba que ya estaba dormido y cogió una barra de hierro y asestó un fuerte golpe sobre la cama, pensando que había matado al sastrecillo.

Al día siguiente los gigantes se quedaron perplejos cuando vieron de nuevo a sastrecillo vivito y coleando. Al verlo, salieron corriendo todos porque pensaban que los iba a matar.

Finalmente el sastrecillo llegó a un palacio y habló con el rey con el objetivo de que conociese la noticia, pero los soldados tenían miedo de que el sastrecillo pudiese matarlos. Viendo esto el rey, quiso echarlo, pero no se atrevía a hacerlo. Finalmente lo envió a un bosque en el que había dos gigantes que robaban y asesinaban, por lo que le pidió que los venciese, y que a cambio le daría la mitad de su reino y la mano de su hija.

El sastrecillo aceptó y se puso en marcha acompañado por 100 jinetes. Una vez llegaron, el sastrecillo se puso a buscar a los gigantes y los vio durmiendo. Ni corto ni perezoso se llenó los bolsillos de piedras y trepó a un árbol. Desde ahí empezó a tirar las piedras a los gigantes, y cómo éstos no podían verlo de lo pequeño que era comenzaron a pelearse entre sí hasta que se mataron mutuamente.

Finalmente asestó dos tajos con su espada y finalmente volvió al reino donde el rey le dijo que si quería la recompensa tendría que hacer una nueva hazaña, que sería capturar a un unicornio.

De nuevo fue a por el unicornio, pero cuando fue a embestirlo clavó su cuerno en el tronco y no pudo sacarlo. No obstante, el rey seguía sin querer darle lo que le había prometido, y le pidió que cazase un feroz jabalí. Finalmente, el rey se vio obligado a darle lo que le había prometido, pero con el tiempo, su esposa lo oyó hablar en sueños de forma pedante y agresiva para con los sirvientes, algo que no le gustó.

Por ello, quiso deshacerse de él ayudaba por el escudero del rey. Cuando creía que el sastrecillo dormía abrió la puerta para que el escudero lo secuestrase, pero en ese mismo momento, el sastrecillo mencionó todas sus hazañas y los que lo iban a secuestrar finalmente desistieron, por lo que el sastrecillo finalmente se convirtió en rey para toda su vida.