Cuento de cenicienta

Erase una vez una joven verdaderamente bella que había perdido a sus padres, por lo que acabó viviendo con su madrastra. Esta mujer tenía dos hijas muy feas a las que mimaba y consentía todos los caprichos. Debido a que Cenicienta siempre cargaba con todo el trabajo duro de la casa siempre se encontraba arrodillada en el suelo, llena de suciedad, cansada y con toda su ropa estropeada. El hecho de que siempre fuese manchada de ceniza y polvo hizo que la gente del pueblo comenzasen a llamarla Cenicienta.

Eran tantas las tareas que su malvada Madrasta le encomendaba que no disponía de tiempo para poder realizar otras actividades que le encantaban, como leer o pasear. El futuro se veía incierto en el horizonte de Cenicienta, pero un golpe de suerte le dará un radical giro a su vida.

Un día el Rey del país anunció una gran fiesta en la que invitaba a todas las jóvenes que quisiesen casarse con su hijo el principe para elegir a su esposa, y así convertirla en reina. A esta fiesta no solo las mujeres de la realeza podrían asistir sino también mujeres de clase humildes, como era el caso de Cenicienta.

Cuando se enteró de esta fiesta la madrastra, se apresuró en preparar a sus dos hijas legítimas con los mejores trajes de los que disponía, ademas de asegurarse que estuviesen guapas con los mejores peinados. Por el contrario a la pobre de Cenicienta se le prohibió asistir a la fiesta, haciendo ademas burla de sus ropas andrajosas. Le ordenó que se quedase en casa fregando el suelo y preparando la cena para que cuando llegasen las tres todo estuviese ya listo.

Marcharon la madrastra con sus dos hijas a la fiesta, y Cenicienta  quedó en casa haciendo las labores del hogar. Cuando Cenicienta vio partir a sus hermanastras en dirección a la fiesta del Palacio Real, no pudo evitar sentirse desgraciada y rompió a llorar.

En esto que se le apareció su Hada Madrina que le dijo que no tenía por qué preocuparse ya que ella también iría al baile pero con una única condición, esta condición no es otra que la de que cuando en el reloj de Palacio marcase las doce de la noche debería volver a casa.

El Hada tocó a Cenicienta con su varita y la convirtió en la fantástica joven que se escondía tras esas vestimentas rasgadas y polvorientas, una chica guapa que ademas llevaría un vestido esplendoroso.

Pero no solo llevaría un vestido de princesa sino que ademas iría montada en un hermoso carruaje para poder llegar a la fiesta. Para ello el hada mágica convirtió una calabaza en carruaje, al cual subió Cenicienta con su destino claro. Cuando llego a palacio y bajo del carruaje todos los asistentes a la fiesta se quedaron mirándola, incluido el joven príncipe. Poco después el príncipe se acercó a Cenicienta dado que tenía la férrea intención de bailar toda la noche con ella. Nadie la había reconocido, ni tan siquiera sus hermanastras.

El tiempo pasaba sin darse cuenta, y a cada minuto que estaba con el príncipe se sentía mas querida pero cuando llegaron las doce de la noche y sonó el reloj de Palacio recordó las palabras del hada mágica “Tras la ultima campanada de las 12 de la noche del día de hoy deberás regresar corriendo a casa, pues el hechizo desaparecerá” por eso Cenicienta atravesó el salón corriendo pues no quería que nadie la viese con su ropa polvorienta pero en su huida mientras bajaba las escaleras perdió uno de sus zapatos de cristal. El príncipe la persiguió sin conseguir alcanzarla y solo solo puedo obtener el zapato de cristal que recogió del suelo con el objetivo de poder volver a encontrar a la joven.

La noche fue difícil para ambos, pero justo al amanecer del día siguiente el príncipe dijo que se casaría con la persona que pudiese calzarse ese zapato, con el objetivo de encontrar así a la chica que lo enamoro en su fiesta.

Todos sus heraldos recorrieron el reino en busca de la mujer a la que pertenecía, probando en cada una de las mujeres del reino el zapato de cristal. Parece que no la iba a encontrar, pues ya había estado en casi todas las casas del reino salvo la última. Esta última casa no era otra que la casa de la madrastra de Cenicienta. Al llegar con el zapato de cristal las dos hermanastras de Cenicienta se apresuraron a probarselo pero no pudieron calzarselo pero cuando llegó Cenicienta vieron que le quedaba perfecto.

El príncipe decidió entonces casarse con ella, sin importarle que fuese tan humilde y a partir de entonces fueron felices juntos.

 

Personajes

Hermanastras de cenicienta

La mayor de las dos hermanastras se llama Drizella Tremaine mientras que la hermanastra menor se llama Anastasia Tremaine. Pese a que tanto Drizella como Anastasia se portan mal con Cenicienta tratándola en inferioridad, sin duda la que peor trato da a Cenicienta es Drizella.

Príncipe de cenicienta

Es un joven sin maldad, que no quiere seguir las ordenes de su padre quien quiere que se case con una princesa. El príncipe al contrario de los deseos de su padre decide hacer el baile para buscar a una mujer con la que casarse, sin importarle su clase social, ni cuanto dinero tenga.

Madrastra de cenicienta

Se casó con el padre de Cenicienta, y mientras este vivió era buena con su hijastra pero en el momento que falleció cambió su actitud hacia ella. Desde entonces trataba a Cenicienta como una criada en vez de como a una persona de su propia familia, exigiendole los peores trabajos para que sus hijas fuesen mientras malcriadas.

Autor de la cenicienta

El cuento de la cenicienta no tiene un autor claro dado que se trata de una historia corta transmitida de generación en generación de forma oral. Aunque bien es cierto, que Charles Perrault redacto una versión de la misma en el año 1697 y posteriormente otra versión fue creada por los Hermanos Grimm en 1812 que varía en detalles de la de Perrault.

La que nosotros conocemos hoy en día se asemeja mas a la versión creada por Charles Perrault que a la de los Hermanos Grimm, pues fue la factoría Disney quien hizo una adaptación animada de su versión.