¿Qué son los movimientos epirogénicos?
Los movimientos epirogénicos son aquellos movimientos geológicos en forma vertical tanto de ascenso como de descenso producidos en las placas tectónicas. Este tipo de movimientos está vinculado con las masas continentales dando lugar a su ascenso o descenso a velocidades muy bajas pero sostenidas.
A raíz de estos movimientos se dan cambios en el relieve que pueden generar el basculamiento de las estructuras de formas monoclinales (en un solo sentido) o aclinales (no plegadas). Las últimas pueden ser anticlinales cuando el abombamiento es ascendente y sinclinales cuando el abombamiento es negativo.
Fuente | Wikipedia – Movimiento epirogénico
Este tipo de movimientos son compensatorios de los desequilibrios isostáticos, es decir, aquellos que generan un cambio de las condiciones gravitacionales de una zona externa de la corteza. Este equilibrio se fundamenta por el principio de Arquímedes. Puede generarse por el movimiento de las capas tectónicas o en consecuencia del derretimiento de glaciares.
Tipos de movimientos epirogénicos
Los movimientos epirogénicos pueden ser de dos clases, por un lado tenemos los permanentes y por otro lado tenemos los transitorios.
Movimientos epirogénicos permanentes
Los movimientos epirogénicos permanentes son aquellos movimientos cuyas consecuencias perduraran en el tiempo, estos ocurren cuando el material ígneo entra a una grieta de la corteza, lo que resulta en la formación de una elevación producto de una estructura elíptica sin plegamiento de gran tamaño.
Movimientos epirogénicos transitorios
Los movimientos epirogénicos transitorios son aquellos que generan elevaciones productos de variaciones anómalas de las actividades térmicas debido a comportamientos irregulares del manto caliente de la corteza terrestre. Este tipo de movimientos no tienen consecuencias irreversibles y disminuyen cuando la actividad de convección ha disminuido.
Origen de los movimientos epirogénicos
Cuando se dan movimientos epirogénicos que resultan en un cambio ascendente son generados por lo general por una pérdida de peso que era mantenida sobre una masa continental, la cual mantenía una presión en la misma.
Cuando los movimientos son descendentes ocurren cuando sucede la situación inversa, es decir, en este caso surge un peso sobre la capa continental que ejerce una nueva presión que la lleva a descender en comparación con su estado inicial.
Un ejemplo de esto podemos mencionar a las formaciones glaciares, cuando están en estado de congelación ejercen una presión extra provocando un descenso de la capa continental mientras que conforme se produce el deshielo se da el ascenso progresivo de la capa continental.
Ejemplos de movimientos epirogénicos
En el período terciario de las eras geológicas, se dio en la península Ibérica un basculamiento de las estructuras dando como resultado en que los lagos ubicados en el interior de la península fueran drenados hacia el océano Atlántico.
El derretimiento de los casquetes en el Escudo Báltico en la segunda desglaciación generó un desequilibrio isostático el cual ha sido regulado poco a poco con los movimientos epirogénicos. Debido a que el peso ejercido sobre la masa continental ha sido cada vez menor debido al deshielo se ha producido un movimiento ascendente de la corteza.
Diferencia entre la orogénesis y la epirogénesis
Los movimientos epirogénicos tienen una longitud de onda más bajas, son movimientos verticales tanto de ascenso como descenso pero mucho más lentos que los orogénicos siendo capaces de moldear relieves sin llegar a fracturarlos. Los movimientos epirogénicos no suelen superar pendientes del 15º y son los que crean los continentes.
Los movimientos orogénicos tienen una longitud de onda alta, son movimientos que pueden ser tanto horizontales como verticales muy rápidos que producen fracturas llegando a crear pendientes con inclinaciones comprendidas entre los 15 y los 70º y son los que crean las cordilleras y montañas.