Agustina Raimunda María Zaragoza y Doménech nacida en Reus, es una heroína de las más recordadas del siglo XIX, reconocida como Agustina de Aragón, “La Artillera”.
Es una mujer que en su tiempo demostró que no solo los hombres podían defender la ciudad a capa y espada de uno de los militares más emblemáticos de la historia y sus tropas.
Hechos históricos que la hicieron resaltar de entre los demás ciudadanos y le proporcionaron un sitio de honor en la memoria de todos los habitantes de España.
La desconocida y tranquila Vida de Agustina
Agustina de Aragón nació el 4 de marzo de 1786 en Reus, España. Hija de un obrero y una ama de casa, creció en Fulleda. A la edad de 17 años, Agustina se casó con el cabo de artillería Joan Roca Vilaseca, con quien tuvo un hijo.
Joan fue participe de varios acontecimientos a lo largo de los años tal como lo es Guerra de la Independencia Española. En algún momento en los años posteriores Joan tuvo que partir en el cumplimiento de su deber a la ciudad de Zaragoza y Agustina se fue con él.
Los hechos importantes
Ya en esta ciudad, un día en que las tropas de Napoleón Bonaparte arremetían de forma incesante se produjo el hecho de extremada valentía, patriotismo y tesón por el que esta mujer es reconocida hoy en día.
El 3 de julio de 1808, Agustina iba como era costumbre a llevar la comida a su marido, cuando de repente se percató que en la puerta del Portillo la tensión era tal entre ambas tropas que las de la ciudad de Zaragoza habían caído bombardeadas.
En medio de esa desolación y en cuestión de minutos Agustina se hizo con el cañón de uno de los soldados muertos, con toda la valentía y fuerza de la que fue capaz apuntó y disparó contra las tropas enemigas.
Inmediatamente los franceses se percataron del ataque justo en la entrada de la ciudad. Temiendo una arremetida procedieron a abandonar la puerta, lo que dio tiempo a que artilleros españoles ocuparan nuevamente los puestos y protegieran la ciudad.
De no haber sido por esa muestra de patriotismo de esta mujer, hoy la historia contara diferentes hechos y quién sabe si estarían a favor de los españoles o de los franceses.
El camino a la historia
Luego de saber esto el General a cargo, Palafox, felicitó a Agustina, la admitió dentro del cuerpo de artilleros y la premio con una condecoración que la nombraba Cabo Raso.
Si bien este no era un rango elevado, al menos le daba oportunidad de acceder a mejores comidas y a lugares donde nunca había estado. Con los años, Agustina escalaría puestos dentro de la artillería llegando a ser Sargento y más adelante Subteniente.
Agustina siempre fue sumamente patriota y estos hechos abrieron brecha para que ella siguiera defendiendo a su país de las tropas francesas de manera comprometida. Llegando a proteger otras partes de Zaragoza, la ciudad que la había hecho famosa.
Pero esto no fue suficiente para que la ciudad se mantuviera en pie y el 21 de febrero cayó ante el dominio francés, habían resistido ya dos meses. Producto de ese ataque Agustina fue apresada. Logró escapar.
Eso no hizo que Agustina cediera, al contrario, continuó firme ante los ataques de las tropas napoleónicas y participó en varios combates, siempre con la convicción de que podía hacer mucho no solo por quienes la rodeaban sino por su país entero.
Recorrió muchas ciudades españolas, llevando un mensaje de resistencia ante el oponente, de valentía y coraje. A estas alturas ya era muy conocida y casi todo el país sabia de sus hazañas.
Ya pasados los años y como punto culminante de lo que sería una gloriosa carrera, Agustina participó en la Batalla de Vitoria, en ella fue merecedora de un reconocimiento por su valioso aporte por parte del General Morillo.
En 1823 murió su marido Joan. Agustina se casó por segunda vez con Juan Cobos, un médico que conoció cuando se trasladó a Almería años después.
Gracias a sus actos dignos de admiración el Rey Fernando VII le concedió una pensión vitalicia de 100 reales, la cual disfruto hasta el día de su muerte en 1857, de una afección pulmonar.