Una pequeña niña llamada Vera era llamada “la nieta de la loca”, esto es debido a que su abuela se pasó muchos años diciendo que podía ver el futuro, diciendo una gran cantidad de profecías que sonaban como disparates para el resto de personas que la escuchaban. Vera no había podido conocer a su abuela personalmente, sin embargo las fotos que tenía su familia no le podían indicar que a su abuela le faltaba un tornillo, por eso, se mostró muy contenta al enterarse de que existía una no de su abuela en una antiguo joyero.

Imagen cortesía de pixabay.es

Dentro de la nota podía leerse: “Existe un lugar donde los chocolates caen como gotas de agua desde el cielo, en ese lugar se encuentra un gran tesoro que hará millonario al que obtenga”

Vera se emocionó mucho al leer la nota y decidió ir a por el tesoro por cuenta propia, se organizó en excursiones y recorrió una gran cantidad de montañas buscando ese lugar. Sin embargo, en los lugares que ella visitaba solamente caían gotas de agua del cielo, ya sea en las cuevas, los valles o los bosques.

Cansada de tanto, se encomendó a llorar junto a un pequeño camino, donde se le acercó un niño:

-¿Por qué estás llorando?

-¡Porque todas las nubes dejan gotas de agua!

– ¡Claro! –Contesto el pequeño- ¿De qué esperas que sean las gotas, de chocolate?

-¡Siiii! ¡Es lo que más deseo!

-Eso sería genial, me gustaría mucho que la lluvia fuera de chocolate como pasó en un cuento que leí hace mucho.

En ese momento Vera detuvo su alboroto y pensó cuidadosamente… ¿Su abuela se refería a un libro? ¡Dentro de un libro pueden pasar muchas cosas, incluso puede llover chocolate!

Sin decir una palabra, le dio un fuerte abrazo al jovenzuelo y fue rápidamente a la biblioteca con la finalidad de encontrar el cuento donde la lluvia era de chocolate. Vera creia que dentro de este cuento podría encontrarse alguna pista que la llevara directo al cofre del tesoro.

Vera pasó una gran cantidad de días dentro de la biblioteca leyendo, buscando el libro de la lluvia de chocolate. Pudo encontrar una gran cantidad de libros, pero ninguno de ellos contenía la información que realmente necesitaba, ni siquiera una pista de donde podía hallarlo; y así se mantuvo la situación durante una semana, luego durante un mes y después durante un año completo, sin embargo, Vera estaba segura de que el libro existía y por ello nunca abandono la esperanza de conseguirlo.

A pesar de esto, un día, los libro de la biblioteca se agotaron y Vera entro en un estado de desesperación, sin ningún tipo de libro que leer. La bibliotecaria le preguntó porque no se disponía ella misma a escribir el libro, sin embargo, Vera le contesto que así no son las reglas, ese no era el objetivo de su búsqueda.

Cuando se encontraba transitando el camino de vuelta a su casa, Vera se mantenía pensando en lo que le había dicho la bibliotecaria y de un momento a otro, una maravillosa historia con nubes que podían llover chocolate se le ocurrió, una idea que no podía dejar pasar y que tenía que escribir. Mientras escribía sobre esta idea, muchas más surgieron de su cabeza, siendo cada una mucho más divertida que la anterior.

Imagen cortesía de pixabay.es

Vera era capaz de crear ambientes y personajes sin ningún tipo de molestia, era capaz de darles vida por medio del papel y la imaginación. De esta forma pudo conocer que su abuela estuvo en lo correcto: Ella había leído tanto que su mente era como un tesoro del cual no paraban de brotar ideas interesantes para aprender, inventar y hablar, con lo cual pudo ganarse la admiración y el respeto de todos.