En la noche de un 30 de octubre, los trabajadores y algunos usuarios, de una estación de trenes en la bella ciudad de buenos aires, esperaban con ansias la llegada del siguiente tren para dirigirse hacia sus hogares y descansar, de su jornada diaria.

Una de las mujeres que esperaba sentada en un banco, vio como un hombre llegaba a la estación, este tenía un gran suéter de color negro, bajo de este, pudo observar un traje de empresario, algo desaliñado y sucio. A pesar de su mal aspecto el hombre se acerco a la banca y le pidió permiso a la dama para sentarse. La dama apartándose hasta el fondo, le señalo que si podía tomar asiento.

 

Aquella mujer venia de su lugar de trabajo, de donde la habían despedido después de un duro día de trabajo. Estaba pensando en todas las deudas y problemas que tendría al llegar a su hogar, pues su familia dependía de ella. Pensaba mirando a las vías del tren en lanzarse y así, su familia cobraría su seguro, sin embargo, sus pensamientos fueron interrumpidos por el hombre, quien le pregunto: – ¿A dónde se dirige jovencita?

 

Ella rápidamente, le contesto: -A… mi hogar, quiero llegar y ver a mi familia. El hombre entonces, subió su cara hacia el cielo y susurro: -Yo también quisiera ver a mi familia, pero por una enfermedad en mis ojos y un error que cometí, ya no puedo nunca más.

 

Sintiendo gran preocupación y nostalgia en sus palabras, la mujer tomo su hombro y le comento: – Tranquilo, seguro su familia lo entenderá. El fríamente, le respondió: -No. Mi familia se fue hace mucho sin mí.

 

La mujer trago profundo, pues sabía que había tocado un tema muy fuerte, para aquel hombre y le pidió disculpas. El hombre sin ninguna expresión, le dijo: -Ya casi llega el tren, siempre llega a las 10. La mujer entonces giro rápidamente su vista hacia las vías, y vio como el tren se acercaba a lo lejos, luego se fijó en el reloj de la estación y observo que faltaban tan solo unos segundos para las 10:00pm.

 

Sorprendida miro al hombre y le pregunto, como sabia la hora exacta. El hombre que aún tenía su cara hacia el cielo, la bajo mientras señalaba hacia las vías del tren: -por qué a esta hora fue que paso. La mujer ahora extrañada lo miro fijamente, sin poder entender a qué se refería.

La mujer giro su mirada hacia las vías del tren, donde pudo ver como una figura fantasmagórica iba apareciendo en aquel lugar, con la misma apariencia de aquel hombre. Sintiendo un frio correr por su cuerpo, no se atrevía a moverse del lugar.

 

Mientras que una voz muy profunda le decía cerca de su oído: -Allí fue donde morí. La mujer giro su mirada rápidamente hacia el hombre, para encontrarse con la mirada vacía de un rostro pálido y sin ojos, que desapareció rápidamente ante ella.

 

La mujer asustada volteo a mirar a la figura fantasmagórica en las vías y vio como está se lanzaba a las vías, justo ante la llegada del tren. Todos en la estación se encontraban paralizados de miedo, ante aquel suceso. Mientras que el tren frenaba en las vías.

 

La mujer asustada permaneció en el banco de aquella estación, y aun años después, siente la voz de aquel hombre, hablándole a su espalda. Desde entonces se dice que todas las noches, del 30 de octubre, El hombre sin ojos, se puede ver con su suéter negro, caminando por la estación del tren buscando a quien piensa en suicidarse para contarle su historia y atormentarlo toda la vida.