El un pequeña pueblo de algún lejano lugar cuyo nombre ya nadie recuerda, una pequeña tienda de abarrotes cerró sus puertas de forma definitiva quedando completamente abandonada por los que fueron sus dueños. Con el paso de los años los habitantes del pequeño pueblo dejaron de siquiera tomar en cuenta aquel abandonado lugar.

Un día cualquiera, algunos niños que se encontraban jugando a las afueras de la misma notaron que una de las ventanas estaba rota. Sin dudarlo por un instante los niños se montaron unos encima de otros hasta poder entrar por el agujero en la ventana.

Tremenda fue la decepción que se llevaron al darse cuenta de que en la tienda no había más que suciedad y polvo por doquier. Perdiendo el interés, los niños estaban por marcharse cuando uno de ellos pudo ver detrás del anticuado mostrador una balanza de apariencia algo extraña con un misterioso adorno en el centro. Al instante los 6 niños se encontraban contemplando el artefacto llenos de curiosidad.

¡Qué maravilla!… Se trataba de una balanza de plata, al parecer, totalmente nueva. Por lo que su resplandor dejaba notar, le habían sacado brillo aquella misma mañana.

Estaban encantados y la encontraron hermosa, pero ni se les pasó por la mente que se trataba de una balanza mágica. No era de las que se usan para pesar alimentos, como las comunes, no, esta pesaba las buenas y malas obras de todo aquel que le tocase.

Aun sin saberlo, uno de los chicos, que era bueno y generoso, toca el curioso adorno. El lado derecho de la balanza se inclinó y sin más, una luz muy intensa ilumina la habitación. Del plato, comienzan a brotar cientos de estrellitas, tantas como buenas obras había realizado el niño en su corta vida. Luego la balanza recobra su equilibrio y el destello de luz se desvanece.

Otros de los niños, este envidioso, egoísta y algo vago, la toca también. Esta vez la balanza se mueve hacia la izquierda, iluminándose nuevamente. Pero esta vez, lo que brotaban eran espadas, tantas como veces se había portado mal durante su vida.

Los niños se turnaron para tocar la balanza y saber lo que ella tenía que decir acerca de ellos. Al finalizar salieron a toda prisa a contarles a sus padres el descubrimiento.

Luego de esto la balanza se volvió famosa entre los habitantes del pueblo quienes tomaron como habito ir a la tienda cada tarde para admirarla y tocarla. Si les mostraba estrellas sabían que habían sido buenos, si por otro lado era espadas lo que veían sabían que debían mejorar su comportamiento.

Con el tiempo la balanza se dañó, por lo que lo niños del pueblo derramaban lágrimas de tristeza. ¿Qué sería de ellos sin la balanza?

Al ver las lágrimas de los niños, la balanza, por única vez, habló:

– Niños y niñas, escuchen, por favor. Durante todo este tiempo les he mostrado sus buenos y  malos comportamientos. Solo quería hacerles reflexionar.

– En la vida tienes que ser conscientes de tus acciones, ha llegado el momento de que aprendan a reflexionar por su cuenta. Desde ahora, cuando llegue el momento de ir a la cama, piensen sobre lo que han hecho durante el día. Si sienten que no se han portado muy bien, prométanse mejorar. Luchen siempre por ser las mejores personas que puedan ser y nunca dejen de seguir sus sueños. ¡Hasta siempre!

Al finalizar estas sabias palabras el brillo de la balanza desapareció. Cada niño se despidió de ella con un beso y por respeto le dejaron en su sitio. Nunca más volvieron, pero jamás olvidaron lo que aquella mágica y misteriosa balanza les había enseñado.