Cuando hablamos de antibióticos de segunda generación no puede faltar la dicloxacilina, el cual sirve para poder combatir distintas infecciones que pueden ser ocasionadas por bacterias que han mostrado ser resistentes contra la penicilina.

El medicamento comenzó a usarse en el año 1968en Estados Unidos, para después convertirse en un medicamento usado a nivel mundial para tratar una serie de infecciones.

Se trata de un antibiótico que pertenece al mismo grupo que la penicilina, pero este ha mostrado tener una distinta forma de combatir a las bacterias, la cual se basa en impedir su crecimiento y matándolas. Este mecanismo es mejor conocido como antibiosis.

La cantidad de enfermedades que se pueden tratar utilizando dicloxacilina son muy amplias, por lo que, a continuación, te hablaremos a detalle sobre el uso de este antibiótico.

 

¿Cuáles son los usos de la dicloxacilina?

La dicloxacilina es muy efectiva para combatir cepas bacterio-infecciosas que son resistentes a otros antibióticos que pertenecen al mismo grupo de la penicilina.

Estas bacterias se pueden encontrar en todo el mundo, por lo que investigaciones recientes han estimado que cerca de un tercio de la población se encuentra colonizada por estas bacterias, aunque eso no quiere decir que estén infectadas.

Este tipo de bacterias son la causa principal de la mayoría de las enfermedades que padecemos los seres humanos. Asimismo, se ha comprobado que distintos problemas de la piel pueden ser tratados con dicloxacilina, como es el caso de la celulitis, abscesos, otitis externa, forúnculos y foliculitis.

Normalmente la mayoría de las infecciones que se tratan utilizando dicloxacilina no suelen ser muy graves, pero este tipo de bacterias pueden llegar a infectar el torrente sanguíneo y causar problemas de salud más graves.

Estas bacterias también son las causantes de una gran cantidad de problemas en el tracto respiratorio, como pueden ser la neumonía y la faringitis. Dichas enfermedades se pueden tratar con dicloxacilina cuando se encuentran en sus fases primarias o intermedias, pudiendo obtener muy buenos resultados, aunque en etapas más avanzadas se necesita de algo más fuerte.

Cuando las infecciones avanzan más y se vuelven muy graves, es necesario que la persona sea inmediatamente hospitalizada y que se aplique un tratamiento intravenoso con antibióticos, aplicando dicloxacilina en concentraciones más elevadas para aumentar sus efectos.

 

¿Cuál es el funcionamiento de la dicloxacilina?

Como ya mencionamos anteriormente, la dicloxacilina funciona por medio de un proceso llamado antibiosis, proceso que ocurre cuando un organismo produce una sustancia que es capaz de matar a otro organismo que coexiste en el mismo entorno con el objetivo de absorber más nutrientes y poder tener más espacio. De esta forma, la coexistencia que había entre ambos organismos se ve impedida por una guerra química causada por las bacterias.

Así, lo que hace la dicloxacilina es combatir a la bacteria cuando los dos organismos están en un mismo medio. De hecho, a antibiosis es la contraparte de la simbiosis, en la que los organismos pueden coexistir y se benefician mutuamente.

Entonces, lo que hace la dicloxacilina es inhibir la creación de nuevas cadenas que se puedan unir a las células de las bacterias, comprometiendo de esta forma la integridad de las bacterias. Esta es la forma en la que el antibiótico impide la interacción conflictiva creada por las bacterias y los otros organismos, lo que conlleva a la destrucción de la bacteria.

Otros antibióticos como la penicilina tienen problemas para trabajar en el escenario antes mencionado, razón por la que la dicloxacilina suele ser la mejor opción en estos casos.

Es importante tener en cuenta que este antibiótico solo puede funcionar para tratar infecciones que sean ocasionadas por bacterias. Es decir, no funciona en contra de infecciones que sean ocasionadas por virus como el resfriado común o la gripe.

Para usarla, este antibiótico suele ingerirse oralmente en cápsulas. Normalmente los médicos suelen recetar 4 tomas cada 6 horas al día. Las presentaciones de las capsulas pueden variar entre dosis de 250 y 500 mg.

De forma que, si estás pensando en tomar dicloxacilina, es mejor que antes de hacerlo visites a un médico para que te pueda recetar la dosis justa para tu problema, comenzando por establecer si necesitas este antibiótico o tomar cualquier otro medicamento.