En este artículo vamos a tratar un tema que de bien seguro os puede sonar sobre todo si sóis padres primerizos o si conocéis a alguien que haya tenido un hijo hace poco tiempo, nos referímos al hecho de aprovechar muebles como cunas, armarios, incluso ropa de otras personas que han tenido un niño préviamente y que después de que este crezca ya no lo necesitan.
Cualquier persona o pareja que ya haya pasado por el proceso de tener un hijo y tener que adquirir todo lo que este precisa para llegar a nuestro hogar con un equipamiento completo, es consciente de que implica un gasto bastante elevado que en ocasiones puede llegar a superar los 3.000€ según la tipología de productos comprados, su marca, etc. Es por ello que cuando sabemos que algún familiar o amigo que ya ha realizado esa inversión, deja de precisar de su uso, antes de que la venda o acabe todo guardado en un garaje, es fácil que intentemos contactar con dicha persona para intentar evitarnos este gasto al menos en la medida de lo posible. Esta decisión en apariencia lógica y que todo el mundo firmaría por poder optenerla y por tanto reducirse ese elevado gasto, no tiene tantos adeptos como pudieramos pensar en un inicio.
Detractores de los productos de segunda mano, ¿tiene razón?
Los principales detractores de este tipo de aprovechamiento de productos y a su vez de reducción del gasto que tienen que asumir los padres, sobretodo los primerizos, suelen hacer referencia a aspectos de la higiene. El hecho de que un bebé utilice por ejemplo, una misma cuna, cambiador, bañera, etc., que otro niño, puede suponer algun tipo de alergia o incluso transmisión de enfermedades, no obstante hay que recordar que no suele haber ningún producto que mediante una limpieza profunda y con el uso de desinfectantes como la lejía, no puedan permitir que algo de ocasión sea a efectos prácticos y de higiene totalmente nuevo de modo que este aspecto quedaría resuelto.
A su vez se hace referencia a la importancia o a la supuesta necesidad como buenos padres de ofrecerle a nuestro futuro hijo todos los productos que pueda precisar y además nuevos a estrenar ya que de otro modo parece que intentemos ahorrar en algo que no deberíamos, no obstante hay que verlo desde otra pespectiva:
Los niños y su rápido crecimiento
La evolución física de un niño o niña recién nacida es realmente acelerada de modo que cualquier inversión realizada en productos que depengan directamente de su tamaño (como puede ser por ejemplo la compra de ropa de una determinada talla) nos daremos cuenta pasado pocos meses incluso semanas de que en realidad no es una compra inteligente y que por lo contrario puede salir realmente cara si compramos productos de primeras marcas o incluso de otras más comunes como puede ser Benetton. Es por ello que este tipo de productos son especilamente interesantes para adquirir de ocasión, así como otros ajenos a la vestimenta pero que también dependan directamente del crecimiento del niño como puede ser el moisés, etc, productos con un elevado coste pero que su uso es muy limitado en el tiempo, de ahí la gran presencia en webs y apps de productos de ocasión.
En conclusión, bajo nuestro punto de vista, si bien es cierto que todos queremos tener productos nuevos para nuestro hijo o hija hemos de ser conscientes de que en ocasiones será una inversión inteligente y productiva pero que en otra puede ser una fuente de ahorro comprando productos con unas pocas semanas o meses de uso y que nos permitirán reinvertir dicho ahorro en otros productos de mayor vida útil y en los cuales podremos invertir en calidad.