Los sapos son animales muy particulares, siempre están en estanques y zonas húmedas saltando de un lado a otro; sin embargo, en muchos casos puede ser normal que se desvíen y aparezcan en las casas, generando terror en algunas personas por sus brincos.
A pesar de que los sapos son vistos como un elemento normal en la tierra, suelen ser muy peligrosos por una especie de “leche” que expulsan y mancha la piel, algunos incluso son venenosos por lo que se debe tener cuidado a la hora de espantarlos de un sitio.
Este particular animal tiene una característica muy llamativa y es una especie de sensores sísmicos en sus oídos que los ayudan resguardarse en sus cuevas algunos minutos antes de que suceda el evento.
Un sapo se resguarda normalmente en pequeños espacios que ellos mismos crean y que el resto de la manada no conoce pues son muy individualistas en cuanto al alimento y el sitio donde se alojan por su instinto de supervivencia.
Insectos y hojas de árboles como plato principal
Los sapos son pertenecientes a los llamados depredadores oportunistas. Esperan a que su presa esté desprevenida y la atrapan con su larga lengua.
Son insectívoros por naturaleza y su dieta es prácticamente con base en este animal de donde saca las proteínas necesarias para poder subsistir. Se da el caso incluso de que los sapos más grandes tienen a comerse a los recién nacidos o los más pequeños e indefensos.
En el caso de las hojas de los árboles, las utilizan como fuente de fibra para obtener la energía derivada de la fotosíntesis y complementar los nutrientes que no les da el resto de los alimentos que consumen durante el resto del día.
Capturar a la presa es toda una tarea de concentración
Los sapos cuando tienen la necesidad de buscar alimentos, se colocan en un sitio de forma inmóvil para no espantar a ninguno de los insectos. Cuando la presa se les acerca, algunos sacan una larga lengua llena de una saliva muy pegajosa que no le da tiempo al insecto o animal de huir. Luego es retraída nuevamente hacia la boca del animal y este empieza a masticar.
Para otros la situación es mucho más compleja porque no tienen lengua y deben aplastar a la presa con unas garras que tienen en sus pequeños dedos. Generalmente los sapos con estas características no comen insectos si no hormigas, bachacos, y otros animales pequeños.
Un dato curioso es que mientras comen cierran los ojos pues se hunden un poco para poder arrastrar la comida desde la boca hasta la garganta y luego digerirla como el resto de los seres vivos.
El sapo aunque es visto como un animal asqueroso, no se puede negar su importante concentración y constancia a la hora de alimentarse. Es uno de los animales más llamativos para los expertos en zoología por su manera de solucionar algunos problemas que se les presenten como ataques de otros animales y peleas entre ellos mismos como manada.
Para ellos no hay un sistema de alimentación único. Ellos comen lo que consideren necesario y cuando algo les escasea, inmediatamente resuelven con otro alimento o fuente de nutrientes. Son como el resto de los animales muy abiertos a cualquier tipo de comida que encuentren.
La naturaleza es muy sabia con las especies que hay en su ecosistema, por lo que se recomienda su cuidado y preservación, evitar hacerles daño tanto a su ecosistema como a ellos. Por el contrario, evite ensuciar los estanques, arrojar residuos químicos letales y otras sustancias que los puedan afectar.