Hay algunos lugares de nuestro hogar que comúnmente intentamos que nuestro hijo, sobre todo cuando es pequeño, acceda sin supervisión por el riesgo a que se pueda hacer algún tipo de daño. Lo más común es que si tenemos un hogar con varias plantas, y por tanto con escaleras, esta sea un zona a evitar, el baño cuando tenemos champús y otro tipo de productos tóxicos a baja altura y por tanto a su alcance, también sería un ejemplo, pero lo cierto es que pocos lugares son tan representativos como la cocina, un lugar donde hay en muchas ocasiones, productos tóxicos, elementos cortantes, aceite caliente, entre otro conjunto de aspectos peligrosos para un niño.
Pues bien, en este artículo vamos a hablar sobre la importancia y las ventajas que pueden tener para nuestro hijo el entrar a esta zona de nuestro hogar, acompañado por nosotros y hacer que nos ayude con las tareas que allí se llevan a cabo.
La cocina o al menos para un niño, es un lugar donde se cocina y se limpian platos, esos serán justamente los aspectos a tratar junto con el de preparar la mesa. Con esto queremos conseguir por un lado una mayor autonomía del niño, a su vez un incremento de su conocimiento sobre las tareas diarias que se llevan a cabo en nuestro hogar y que seguramente serán replicadas en el juego simbólico y a su vez pasar un buen rato y mostrarle como hay opciones divertidas lejos de juguetes.
Una de las acciones más básicas que podemos hacer es la de mostrarle como se ha de preparar una mesa, para ello simplemente montaremos un par de platos nosotros como muestra para que lo replique con nuestra ayuda. Tras ello haremos lo mismo para su retirada y que sepa que a partir de ahora, tras comer, los platos han de ir a la cocina donde a posteriori verá cómo se han de limpiar.
Tras este ejercicio básico, que si bien le parecerá simple al niño o niña le gustará por el hecho de sentirse adulto y tener responsabilidad, pasaremos a la parte más divertida para él o ella, cocinar. Podemos realizar algo simple y que no implique aceites o agua hirviendo, unas galletas o un bizcocho puede ser una gran alternativa. En este punto el niño valorará el poder manipular alimentos, poder probarlo, mancharse, es por ello que el delantal será indumentaria prácticamente obligatoria. Tras ello su nivel de satisfacción y sus ganas de comer estarán tan altas que será un momento perfecto para enseñarle otra y en este caso la última de las responsabilidades del día, la limpieza de los materiales utilizados en todo el proceso.
La limpieza de los elementos de cocina se han de realizar siempre con la ayuda de un adulto ya que no dejamos de tener productos cortantes (que deberán ser retirados) y productos tóxicos como el jabón, al margen de ello el hecho de que uno limpie y el otro seque o que se repartan la tarea de fregar será sin duda un broche perfecto para una tarde de diversión que seguro no sólo le enseñará sino que querrá repetir en breve.