Una noche, como cualquiera en una residencia, varios vecinos comparten en un mismo piso. Como era temporada vacacional no había casi nadie. Solo quedaron dos compañeras que habitualmente compartían la cocina para hacer la cena. Colocaron un poco de música suave y conversaban mientras se les hacía tarde.
Eran alrededor de las 11:50 p.m. cuando apagaron la música porque cada una se iba a dormir. De pronto, de la habitación contigua, se escuchaba como si alguien estuviese rodando los muebles. Había un chico nuevo que se mudó 3 meses antes. Pero era evidente que no se encontraba ahí pues desde muy temprano se despidió para ir a trabajar y le tocaba hacer turno nocturno.
Las chicas, medio espantadas e inseguras de lo que realmente sucedía, decidieron tocar la puerta para verificar si se encontraba alguien allí. En lo que se acercaron escucharon un grito de espanto: Era la voz de una mujer que, con sus gritos, ensordecían y aturdían.
El pomo de la puerta empezó a girar y forzar el seguro. Las chicas comenzaron a rezar pero el espíritu de la mujer amante empezó a enfurecerse y empezó a lanzar las cosas de la habitación. Empezó la puerta a retumbar y retumbar.
Las chicas, entre lágrimas de terror e histeria, decidieron llamar al chico. Éll les contesto que estaba en su trabajo que ahí no había nadie. Las chicas aterradas no sabían que hacer para calmar el espanto así que se encerraron a rezar y a pedirle auxilio a la divinidad.
Los celos del espíritu de la mujer amante
Fue como que se había abierto una puerta del infierno y los gritos no cesaban. Ellas se encerraron en la habitación a esperar que amaneciera una de ellas debía trabajar la otra no quería estar en ese lugar.
Estaba la casa con un pesado ambiente tenso. De solo estar allí provocaba escalofríos era una sensación horrible que oprimía el pecho y una sensación de ahogo poco común. El chico preocupado decide llamar a una de las chicas y pedirle que lo alcanzara al Una vez que su compañero llega les confiesa que una mujer le lanzó una maldición antes de suicidarse.
Cuando regresaron a la casa para abrir la habitación encontraron marcas en las puertas. Todo tirado y las sábanas llenas de sangre. No se explicaban como pudo suceder algo así. Ambos temblaban porque se sentía un ambiente frío que ponía la piel de gallina.
Las secuelas de la maldición amante
Ellos decidieron clausurar la habitación. A la semana él tuvo un accidente de auto en el que murió y la chica estuvo atormentada por el espíritu después de la muerte de su vecino.
La otra compañera quien había presenciado todo el horror de esa noche tuvo un accidente en las escaleras donde se golpeó la cabeza y quedó en estado vegetal. Parece que la maldición transcendió y el espíritu de la mujer amante no soportó los celos así que las destruyó. Desde entonces la casa no ha podido ser habitada.