Se denomina suelo a todo lo que pisamos, a la superficie con la que todo ser vivo hace contacto. El suelo no solo nos otorga equilibrio, también nos sostiene y da alimento. Adicionalmente es la razón por la que los seres vivos podemos respirar, pues sobre él, se desarrollan árboles y plantas que nos dan oxígeno.
A su vez, el suelo es la parte externa de la corteza terrestre, podríamos decir que está compuesto de historia, pues yacen partículas de toda la evolución de la Tierra, se forma debido a un proceso complejo.
Las rocas fungen como principal elemento, al existir cambios bruscos de temperatura aunado a la humedad, aire y por supuesto, la existencia de los seres vivos, estas se descomponen, luego se transforman en fragmentos hasta que llegan a disolverse o formar nuevos compuestos. Toda esta fase se conoce como meteorización.
El producto de la meteorización se mezcla con el aire, agua y diversos restos orgánicos de plantas y animales, así se forman los suelos, pero todo esto tarda miles, hasta millones de años en suceder.
Componentes del suelo
El suelo está compuesto por materia orgánica –proveniente de plantas y animales- y materia inorgánica –proveniente de minerales-, aire y agua. La materia orgánica es el producto de la descomposición de plantas y animales muertos, estos dan ciertos elementos que el suelo necesita para desarrollarse y funcionar con propiedad.
Luego de descomponerse, se transforman en nutrientes que las mismas plantas pueden usar para alimentarse, es un ganar-ganar, es lo que puede conocerse como un ciclo de retroalimentación, al morir una planta o un animal, vuelven a transformarse en vida y parte del suelo. La materia inorgánica en cambio, está compuesta por minerales que están a su vez, formados por la degradación de la roca madre, que se deshace lentamente con el pasar de los años, pero, en este caso, hay otros dos factores que influyen en la formación de la materia inorgánica al suelo y son el agua y el viento.
Estos arrastran de manera natural, a todos los minerales. Existen suelos que tienen una gran cantidad de minerales o concentraciones de diversos tipos, pero en general, la mayoría cuenta con tres elementos principales: arcilla, limo y arena, no obstante algunos de estos son inertes, es decir, no aportan mayores nutrientes.
Por ejemplo, la arena está formada por fragmentos de cuarzo, no es rica en los nutrientes que las plantas necesitan, sin embargo, es la partícula más grande, gruesa y predominante, de hecho el agua pasa por ella con mucha facilidad.
El limo es una combinación de rocas de cuarzo, dependiendo de su composición pueden ser permeables, así logran retener humedad, y la arcilla, en cambio, es la más rica de los minerales del suelo, y contiene nutrientes como hierro, potasio y calcio.
El agua y el aire
El agua para el suelo funciona como una especia de disolvente, ayuda a que puedan incorporarse con facilidad y uniformidad los minerales, posteriormente serán transformados en material inorgánico, pueda mezclarse con el material orgánico.
El agua además, es la raíz de la vida, las plantas la necesitan con obligación para poder crecer, desarrollarse con normalidad y ayudarlas a ejecutar su función en el mundo, que es el de ayudar a respirar a otros seres vivos, no puedes obtener aire en estado líquido o sólido.
Evidentemente es un gas, así que entre las partículas que forman el suelo. Siempre quedan espacios de aire que se unen con gases atmosféricos para desarrollar un tipo extra de nutrientes pero más allá de eso, el aire da espacio necesario para que el agua pueda circular libremente y hacer más de sus funciones vitales para el planeta.