La leyenda del jinete sin cabeza habla sobre una de las más terribles batallas entre tropas alemanas y norteamericanas. Cuenta la leyenda que uno de esos soldados destacaba. El más valiente, el más fuerte y el más sobresaliente en muchos aspectos de batalla, y que además de estos aspectos, este soldado alemán, era el mejor jinete.
El caballo de este soldado sin duda era uno de los más fieles corceles. Un caballo temible, por su grandeza, musculatura y velocidad. Este jinete fue asesinado en la batalla, y más que eso, fue decapitado mientras montaba su caballo en la pelea.
Desde ese entonces dicen que el alma del jinete sin cabeza aún se encuentra en pena buscando cabezas que cortar. Hasta el día en que encuentre su propia cabeza. Mientras corte las cabezas y no sea la suya, entonces las dará como comida a su Caballo.
Afirma una de las leyendas que, en un pueblo apartado, distante de muchos otros; se encontraba un caballero ajeno del pueblo, quien decidió alojarse en una de las casas del lugar.
Se desempeñaba como un profesor del pueblo y uno de esos días transitaba por el pueblo, conociendo un poco más de él y conociendo más de todos sus integrantes. En aquellos días en los que desde temprano caminaba o cabalgaba, conoció a una mujer, hermosa a su perspectiva, hija de uno de los hombres más poderosos del lugar.
Al conocer a esta mujer, simpatizaron enseguida, en ese momento la mujer lo invito a una fiesta el 31 de octubre, en la mansión de su padre. Sin duda el la vio como su futura esposa y mujer. Deseaba asistir para así conocerla un poco más.
El 31 de octubre celebraban en fiesta, el día de brujas, fiesta donde no escatimaron en contar historias, leyendas o rumores que recorrían el pueblo entero. Entre esas historias, hablaron sobre el tenebroso rumor de un jinete que recorría el bosque del pueblo hasta uno de los puentes. Leyenda que perturbo al profesor, pero que no tomo en cuenta de regreso a su hogar.
Una vez finalizada la fiesta, el profesor tuvo que tomar su caballo para llegar a casa, hombres del pueblo le decían que no tomara el camino del bosque, por los animales, la oscuridad o la inseguridad del mismo; pero uno entre ellos no dudo en bromear y retar al profesor.
Le advirtió nuevamente de los avistamientos del jinete sin cabeza que no tenía piedad de ningún jinete que recorriera esas zonas por las noches. Pero con ánimos de burla, lo reto, probando así la hombría de este hombre, en frente de la mujer que él deseaba como esposa.
Por supuesto el Profesor aún no era muy conocido en el pueblo, y no tenía un lugar donde quedarse mientras transcurría la fría noche de aquel 31 de octubre. Así que, aunque le invadiera el temor, debía tomar su camino, encima de su caballo.
Los lugareños vieron muy oscura la noche e inquieto al caballo, pero consideraron que habían dado muchas advertencias, además de que, para todos, solo era un rumor.
Pero el profesor tuvo que iniciar su marcha y recorrer parte del bosque, debido a que era el camino más cercano a su hogar.
Pero lo cierto nadie lo sabe, no saben cómo desapareció o murió, la única expiación fue, como dice la leyenda, que quizás escucho los cascos de otro caballo, y ante lamentable encuentro, el profesor no pudo huir del jinete, que se presume lo abordó antes de que él llegara al puente.
Lo que saben, es que, al día siguiente de la fiesta, había una parte del suelo llena de ramas que fueron calcinadas. Y los cascos del caballo como prueba de que allí hubo un accidente o quizás el ataque, del temido, jinete sin cabeza.