Todo padre es consciente de que una de las decisiones más importantes que ha de tomar en nombre de su hijo durante los primeros años de vida y posteriores etapas, es el centro educativo al cual lo va a llevar, ya de que ello condicionará su vida de una forma más importante de lo que creemos, y es que ya no únicamente a nivel académico, sino que las amistades serán distintas en un centro u otro, el contexto socioeconómico de la zona cambiará y le hará obtener unos u otros valores, etc.
Se ha hablado mucho sobre todos los aspectos que conciernen la educación de un niño, también se indica con mucho acierto que no todo el trabajo es del colegio, sino que en casa se ha de dar un soporte externo al del centro que acabarán permitiendo el éxito académico de nuestro hijo, pero lo cierto es que existe todavía un tema en el cual hay mucha variedad de opiniones, nos referimos al hecho de elegir un centro público, privado concertado o privado para que nuestro hijo/a estudie en él. Veamos más a fondo esta cuestión por tal de intentar encontrar una respuesta a tan interesante y común pregunta.
En primer lugar, partimos de la base de que el aspecto económico, si bien es importante y en la mayoría de casos, un aspecto diferenciador y que nos hará decidirnos por uno u otro centro, en este artículo vamos a suponer que no es tanto dicho problema y que tenemos cierto margen de maniobra, de modo que podamos contemplar todas las opciones de centro que existen en el contexto educativo de nuestra zona.
Lo primero que haremos será hablar de los centros públicos, los cuales tienen en ciertos casos una “mala fama” en cuanto a involucración de los docentes con los estudiantes sobre todos aquellos que presentan casos más complejos, ya sea por mal comportamiento, dificultad de aprendizaje ya sea causado por algún tipo de disfunción o no, etc. Lo cierto es que justamente los centros educativos públicos son los que conllevan por lo general un proceso de selección más selectivo y adecuado, ya que a través de exámenes públicos se valora únicamente a aquellos candidatos que han demostrado su valúa a través de formación académica, de experiencia en centros académicos y en otros lugares relacionados con la educación, y a su vez presentan conocimientos teóricos tanto de lengua como de la propia educación en dichos exámenes. Es por ello que en los centros públicos trabajan profesionales de muy alto nivel y ello repercute en el nivel formativo que ofrecen a los alumnos, el problema más grande se encuentra en la “superpoblación” en el aula, que hace que lo que podría ser una experiencia educativa muy interesante para 15 alumnos, lo cual sería un grupo manejable para un docente, se transforme en aulas de 30 o 40 al puro estilo master class lo cual hace muy complejo que se pueda personalizar la formación y dar la atención que requiere cada uno.
Por otro lado se encuentran los centros privados y concertados que agruparemos en un mismo grupo, en este caso también tenemos docentes muy preparados, si bien los procesos de selección son al puro estilo empresa, lo cual en muchos casos da la visión de que puedan existir “enchufes” o networking excesivo para acceder al puesto. Al margen de ello, el aspecto económico hace pensar a muchas personas que los profesores son más benevolentes a la hora de poner notas, lo cierto es que no es así. A su vez el nivel de conflicto dentro del aula es inferior al de los centros públicos, y en muchas ocasiones a nivel currículum resulta más interesante en un futuro el haber estudiado en un colegio privado que uno público.
Bajo nuestro punto de vista los centros públicos son realmente minas sin explotar pero precisamos de una educación donde las clases no estén tan pobladas, si tenemos una zona donde esto se cumpla, un centro público ofrece sin dudas la misma o mejor calidad académica que un centro privado o concertado.