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En el viejo continente de Europa, muy cerca del país Grecia podemos encontrar a otro país llamado Albania, este país obtiene su nombre de un cuento muy curioso que conocerás ahora mismo.
Hace mucho tiempo, un joven se despertó temprano en la mañana para dirigirse a cazar. Caminó muy calmadamente en dirección a las montañas, luego de llegar al sitio adecuado, pudo observar que en el tope de una montaña se encontraba una gran águila que bajaba de los cielos para acomodarse en su nido. El joven se percató que el águila sostenía una gran serpiente, la cual se encontraba muy rígida.
“Parece que es el día de suerte de esta águila, apenas empezó la mañana y ya consiguió una presa para ella y sus crías”
El águila, que creía que la serpiente estaba muerta, la soltó dentro del nido para que su cría se alimentara y se fue volando a buscar más alimento; sin embargo, la serpiente aún estaba viva, en lo que se fue el águila, la serpiente se preparaba para atacar al polluelo del águila. Por casualidad del destino, el joven se encontraba muy cerca para observar la situación y justo cuando la serpiente estaba a punto de morder al polluelo, el joven se preparó para lanzar una flecha.
El joven atravesó mortalmente a la serpiente con su flecha y corrió rápidamente al lugar donde se encontraba el nido. El cazador se alegró mucho cuando se enteró que el polluelo no había sufrido ningún rasguño; tomó al pequeño polluelo con mucha suavidad y se alejó del lugar lentamente.
Luego de un tiempo el águila volvió a su nido y se horrorizo al saber que su polluelo no estaba, buscó por toda la zona con mucha rapidez y pudo ver que un joven se estaba llevando a su polluelo con destino a la ciudad. El águila se molestó un montón y descendió en picada, interponiéndose en el camino del joven.
“¿¡A donde crees que vas con mi polluelo, ladrón!?
“Lo estoy llevando a mi hogar, esa serpiente que cazó aún se encontraba con vida y estaba a punto de matarlo, conmigo este polluelo si estará a salvo”.
El águila se puso muy triste y empezó a soltar lágrimas. Entre el llanto el águila le preguntó al cazador si la consideraba una mala madre, el cazador por su parte respondió que no pero que era necesario que reconociera su error.
“¡De verdad me encuentro muy apenada por ese incidente! Siempre me mantengo alerta para cuidar a mi polluelo ya que lo quiero mucho más de lo que me quiero a mi misma, de verdad creía que la serpiente estaba muerta y que mi hijo se encontraría a salvo. Esto solo fui un accidente y prometo que no pasará de nuevo, si me lo devuelves te recompensaré”.
“¿Y cómo pretendes recompensarme?” –Preguntó el joven.
“Voy a ser muy generosa contigo por haber salvado a mi pequeño, te dotaré de mis dos mejores cualidades” –Dijo el águila.
“¿Cuáles son estas cualidades? De verdad no entiendo que quieres decirme”
“Luego de este momento pasarás a tener una visión tan poderosa como la que tengo yo y una gran fuerza como la que me otorgan estas alas, con estos dones nadie podrá derrotarte y algún día se referirán a ti como un águila”
El joven cazador no dudó en aceptar este ya que podía observar que el águila si se encontraba arrepentida. Por ello, perdonó al águila desde el fondo de su corazón y le dio una nueva oportunidad entregándole el polluelo.
Luego de varios años, la promesa que le hizo el águila al joven se cumplió. Este cazador se había convertido en un hombre mucho más fuerte de lo normal, tenía la capacidad de cazar animales muy grandes y defendía a su ciudad cada vez que los enemigos entraban en ella, era considerado como un héroe por todos.
El tiempo también pasó para la pequeña águila, que nunca olvidó quien lo salvó cuando solo era un pequeño polluelo. Al crecer esta águila le juró lealtad al cazador y acompañarlo para siempre, convirtiéndose de esta manera en su guardián. La fama de este dúo fue tan grande que todos empezaron a llamar al hombre como “El hijo del águila” y a la tierra donde este vivía, Albania, que se traduce como “la tierra de águilas”.