Érase una vez, la historia acerca de un ratón, una ardilla y un conejito, los cuales todos vivían en una aldea en las proximidades de los bosques; siempre que brillaba el sol en las tardes todos los animalitos se iban a jugar en los arbustos y flores; cada uno tenía un juguete que, por así decirlo ‘’lo identificaba’’. El conejito tenía su propia pelota, el ratón se dedicaba a leerles cuentos a los demás y la ardillita tenía una cuerda con la que todos saltaban para divertirse.
Podía decirse que los tres eran mejores amigos, siempre estaban riendo y jugando, nunca peleaban entre sí y compartían sus juguetes, hasta que todo cambió un día.
Una nueva familia de animales había llegado a la aldea donde vivían los tres animalitos, eran unas tortugas peregrinas que buscaban un sitio de pudieran quedarse, la tortuga más pequeña tenía la misma edad que el resto de los animales y portaba con ella un juguete que era innovador para ellos, concretamente tenia forma rara y podía volar, la tortuga lo hacía volar por toda la aldea mientras los animalitos estaban sorprendidos.
El resto de los animalitos habían quedado fascinados con el juguete nuevo, ya que nunca lo habían visto antes, pero no se habían animado a preguntarle qué era o si podían jugar con él, reunieron el coraje y lo hicieron, preguntándole a la tortuga:
-¡Hey, tortuguita! ¿Con qué estás jugando?
-La tortuguita los miró, pero sin mucho interés y les respondió: Estoy jugando con mi nueva cometa.
La ardilla, el ratón y el conejo quedaron impactados porque no sabían cómo se llamaba, le preguntaron si quería jugar con ellos y enseñarles cómo se jugaba con su cometa, pero a la tortuguita pareció no agradarle la propuesta y les respondió:
-Con voz enfadada, respondió la tortuga: ¡NO! Ustedes no jugarán con mi cometa, porque solamente es mía y yo seré el único que la vuele.
Los otros tres animales quedaron muy decepcionados y tristes, porque querían robar ese nuevo juguete y además hacer un amigo nuevo, se fueron a donde estaban anteriormente a jugar con sus juguetes ‘’viejos’’ mientras veían como se divertía la tortuguita con su juguete innovador, llenos de confusión ya que no entendían por qué la tortuga no quería jugar con ellos.
Los animales repetían su rutina todos los días, en las tardes jugaban y compartían, reían y conversaban, jugaban con la pelota que le pertenecía al conejito, escuchaban las historias del ratón y saltaban la cuerda de la ardillita, pero la tortuga nunca se molestó en acercarse a ellos y jugaba sola con su cometa todos los días.
Un día, a la tortuguita mientras volaba su cometa, le ocurrió un suceso bastante trágico, su cometa había salido volando por los aires, siendo imposible que la alcanzara, estaba muy muy lejos de cualquier sitio que pudiera encontrarla sin buscar demasiado, la tortuga estaba muy triste porque no la encontraba en ningún sitio.
El resto de los animalitos estaban pensando una forma en como alegrar a la tortuga ya que desde que se había perdido su cometa no había vuelto a salir a jugar, se pusieron de acuerdo los tres y fueron en busca de la cometa de la tortuguita, para que se elevaran un poco sus ánimos si la conseguían.
Pidieron ayuda a los pajaritos para que les ofrecieran una mejor vista y gracias a ellos pudieron conseguirla, fueron hasta el sitio donde estaba la cometa y buscaron a la tortuguita hasta su casa para llevársela de regreso.
Cuando estaban en casa de la tortuga, la llamaron para darle un ‘’obsequio’’ que era su vieja cometa, desde ese momento la tortuga se mostró muy agradecido con ellos y estaba muy feliz, gracias a esto cambió su forma de ser y el resto de los días compartió su cometa con los amiguitos, divirtiéndose y sumándose al grupo de amigos.