En el reino de la vida, las plantas ocupan un lugar privilegiado. Están entre los primeros organismos en haber poblado la Tierra. Incluso antes de que los animales migraran fuera del agua.  Ya que las plantas dominaban la tierra seca. Además, junto con otros microorganismos, sostienen la vida y tienen un papel importante en el equilibrio de la biosfera. Ya que absorben el dióxido de carbono expulsado por los animales. Lo metabolizan como oxígeno, respirado por los animales.

Las plantas, además, son organismos autótrofos. Lo que significa que ellas mismas producen su propio alimento.  Por lo que sólo dependen del sol para hacer la fotosíntesis, del dióxido de carbono expulsado por los animales y de agua. Así como de otras sustancias que se hallen en el suelo. Muchas de ellas producto de desperdicios animales, por lo que también contribuyen con el saneamiento del suelo al eliminar material de desecho biológico. Para esto último, la planta precisa de un órgano que es vital para la absorción de nutrientes, minerales y agua. Que usualmente no se suele ver, es la raíz.

Las clases de raíces

La raíz es el órgano de las plantas encargado de la absorción de sustancias depositadas en el suelo. Que nutren al vegetal, desde este órgano. Los nutrientes y el agua absorbidos son transportados al resto de la planta para sus funciones metabólicas. Asimismo, la raíz almacena sustancias de reserva que la planta podrá utilizar posteriormente. Por ejemplo, en la noche cuando no cuenta con la luz del sol o en temporadas del año muy duras en las que casi no puede obtener nutrientes. La raíz también actúa como órgano de sostén al mantener a la planta fija al suelo. Dependiendo de la especie, puede cumplir funciones más específicas. Como ayudar a la planta a trepar o a parasitar a otros vegetales.

Los botánicos consideran que hay tipos de raíces y la dividen en dos grandes grupos según sea que esté dentro o fuera del suelo. Las del primer grupo suelen ser las más conocidas y también se subclasifican en grupos más pequeños dentro de esa categoría más general.

En tal sentido, tendríamos a la raíz axonomorfa, la cual posee una raíz central de mayor espesor de la que brotan raíces más delgadas y suele ser la más frecuente entre las plantas.

Existe, también, la raíz fasciculada que no cuenta con una raíz central y más bien se ramifica en múltiples raíces del mismo espesor. Es el tipo de raíz de la cebolla.

La raíz napiforme es aquella que consiste en una raíz central engrosada debido a la acumulación de sustancias, como ocurren a la zanahoria y al nabo. La ramificada tampoco posee una raíz central, más bien cuenta con numerosas ramificaciones que asemejan las ramas de un árbol. La raíz tuberosa es un tipo de raíz fasciculada con engrosamientos debido al almacenamiento de sustancias.

¿Y cuál es la otra clase?

Las raíces que se encuentran bajo tierra no son el único tipo de raíz que existe. También hay raíces que no se insertan en la tierra, y en este mismo grupo hay varios subtipos. Entre los que tenemos a las raíces adventicias, que no se forman a partir de la raíz primaria, sino que crece de otros órganos como hojas, raíces viejas o el tallo incluso. Para ciertos tipos de vegetales, estas raíces son útiles para treparse a otras plantas.

Tenemos, asimismo, las raíces acuáticas que se sumergen en el agua y absorben nutrientes directamente de ella y las raíces chupadoras, que suelen estar presenten en las plantas parásitas, pues introducen sus raíces en el interior de otros vegetales de los que extraen la savia para su propio sustento.