Las ratas son animales muy conocidos en todo el mundo, pues desde la antigüedad han acompañado al hombre doquiera éste se haya aventurado, incluso cruzando de una orilla a otra a través de una masa de agua, las ratas lo siguen; no dudaron en seguir a los colonos españoles en sus viajes de expedición que llevaron al descubrimiento del nuevo mundo.

Esta tendencia de las ratas a seguirnos a todas partes tiene su razón de ser en la comida, pues desde que el hombre formó por vez primera la civilización las ratas han estado allí, y este atractivo se debe a que nosotros los humanos almacenamos nuestros alimentos, y eso las atrae.

Las ratas son animales pertenecientes al orden de los roedores miomorfos de la familia de los múridos, se caracterizan por tener un cuerpo alargado con cuatro extremidades, las dos patas delanteras tienen cuatro dedos, incluyendo un pulgar rudimentario con el que pueden aferrar las comidas y agarrarse de superficies, y las patas traseras poseen cinco dedos, también poseen una cola larga que les sirve de mucho para equilibrarse cuando van a saltar, cuando trepan por un cable o una cuerda y para nadar.

Tienen, además, un par de orejas muy características que les proporcionan una muy buena audición, así como ojos que les permiten ver en la oscuridad, pues son animales muy furtivos, que suelen desplazarse escondidos por recovecos, huecos y rincones, pero lo más destacable es su hocico largo, con varias filas de bigotes que las ayudan a olfatear y detectar alimentos y sus dientes incisivos largos, sobre todo los inferiores que no paran de crecer a lo largo de su vida y les merecen en epíteto de roedores.

Su dieta

La dieta de las ratas es muy variopinta, pues son animales omnívoros, por lo cual se caracterizan por comer absolutamente de todo y por ello prosperan en distintos ambientes. Actualmente se las encuentra en todas partes del mundo, están presentes en todos los continentes, en el único lugar donde no las vemos es en los polos, y este éxito se debe precisamente a su gran adaptabilidad para la alimentación.

Las ratas pueden sacarle provecho a casi todo lo que sea comestible, en estado salvaje (y eso incluye a las ratas que habitan en entornos urbanos) pueden comer frutas como manzanas, peras, piña, bananas, y toda la gran variedad que te puedas imaginar, también comen otros vegetales como tubérculos, legumbres y hasta plantas que los seres humanos no comemos, incluyendo raíces.

Tampoco discriminan hongos, granos y semillas, pueden comer insectos, y otros pequeños vertebrados que no las depreden a ellas, no desprecian la carne en descomposición, panes de todo tipo también comen, quesos, jamones, y dulces, también pueden nutrirse de pequeños peces y crustáceos que ocasionalmente atrapen. También comen desperdicios orgánicos, por eso siempre podemos verlas hurgando en la basura, y, por qué no, a otras ratas. Básicamente comen todo lo que puedan meterse a la boca y digerir.

¿Qué tanto comen?

Las ratas son animales muy tímidos y huidizos que, aunque han convivido con el hombre desde la fundación de la civilización, evitan siempre que se puede el contacto con él. Son peculiares, además, porque siempre están activas, en continuo movimiento y con un gasto de energía constante, por lo que requieren comer mucho, hasta unos 40 gr de comida por día.

Este gasto continuo y su consecuente voracidad explican el porqué las ratas se han adaptado a una dieta omnívora, pues necesitan reponer la energía que su cuerpo gasta constantemente, y una dieta más restringida puede volverse una desventaja, que haría mella en el éxito que ellas han tenido para adaptarse a casi todos los ecosistemas del mundo.