El Sol ya cansado de vivir solo y no tener ninguna compañía, decidió casarse, ya que para él era el momento indicado para asentar cabeza y formar una hermosa familia, por lo que decidió celebrar su gran ceremonia con una enorme fiesta, en la cual estarían invitados todos y cada uno de los animales de la tierra.
Imagen cortesía de pixabay.esLa fiesta fue motivo de la alegría y muchos estaban entusiasmados con la gran celebración, cada uno de los animales desde el más pequeño hasta el más grande, estaba listo para asistir al gran festejo, por lo que tanto la hormiguita como el enorme elefante se alistarían muy guapos para ser los primeros en llegar a la celebración. Pero el pequeño Puercoespín estaba dispuesto a no ir a la gran fiesta.
-Yo no pienso ir a ninguna celebración-dijo el Puercoespín desde su pequeño escondite
Todos estaban indignados con el pequeño Puercoespín y su decisión, no entendían el porqué de su actitud.
-No puedes quedarte aquí debes asistir a la fiesta, el Sol te ha invitado a su ceremonia ¡No puedes faltar! – dijo la Rana quien siguió diciendo.
-El Sol espera que todos vayamos, no querrás fallarle, él nunca te ha fallado él siempre te da luz y calor cuando la necitas, no asistir seria de mala educación y serias muy al agradecido-.
– Vale, está bien, me listare e iré- Dijo Puercoespín mientras salía de su escondite.
Antes de comenzar la gran boda, el Sol con mucha ilusión se encargó del banquete nupcial, donde cada animal iba degustando un gran plato de comida con los mejores alimentos y el más rico vino.
El Sol estaba radiante, nunca había estado tan emocionado, los animales también estaban muy felices, sin embargo, el Puercoespín se encontraba de mal humor y no quería probar ni una miga de comida. Por lo que el Sol se acercó a él y le pregunto.
-Amigo Puercoespín ¿qué pasa?, porque no quieres comer de la rica comida que te estoy ofreciendo, pasa algo malo.
-Es que estoy preocupado-dijo el Puercoespín decaído.
– ¿Qué pasa?
– Es que no dejo de pensar en las consecuciones de su matrimonio, creo que al momento de tengas hijos todos moriremos asados por el calor que todos desprenderán de su cuerpo, todo se quemará y habrá solo desierto.
El Sol se quedó callado y sorprendido lo que el Puercoespín le dijo, haciéndolo cambiar de opinión, él tenía razón no puede permitir que algo así pase y todo lo hermoso del mundo acabe de esa manera. Por lo que el Sol camino hasta la tarima y pidió silencio a todos para poder hablar.
-Quiero informarles de algo muy importante, acabo de tener una charla con mi amigo Puercoespín y me hizo entrar en razón, ya no deseo casarme.
Todos sorprendidos empezaron a llorar y entristecerse por completo.
-Sé que los pone triste esta noticia, pero… tienen que ver las consecuencias ¿Qué pasaría si tuviera hijos? Toda la vida en la tierra se acabaría, deben creerme es mejor que la boda sea cancelada, vuelvan a sus hogares.
Nadie podía entenderlo bien, por lo que todos empezaron a mirar con odio al pobre Puercoespín, quien se había ocultado debajo de la mesa, ya que todos lo consideraban un traidor. Sin más que decir, todos los animales se fueron a sus respectivas casas.
Fue entonces cuando el Puercoespín se dirigió a su amigo Sol el cual le dijo:
-Sé que todos te odian en este momento, pero…tienes razón, toma te voy a dar esto.
El Sol le dio unas púas muy largas al Puercoespín y le dijo:
Si alguien intenta hacerte daño por lo ocurrido, puedes usarlas para defenderte y ya nunca tendrás que esconderte o correr de miedo.
Imagen cortesía de pixabay.es-Muchas gracias amigo Sol, ¡es hermoso este regalo!
El Puercoespín sintió una gran seguridad de sí mismo desde ese día, mientras que el Sol a pesar de vivir en soledad, se encuentra bastante feliz por haber tomado esa decisión tan inteligente y generosa.