La relajación es un estado de calma, reposo, tranquilidad, una disminución de la tensión, en contraste con un estado tenso de excitación general. Las técnicas de relajación ayudan al niño a reducir esa tensión física o mental. Es un recurso muy útil para combatir emociones negativas y desarrollar, desde los primeros años de vida, estrategias de control ante ansiedad, miedos, etc.

Durante la infancia, los padres deben guiar estas técnicas. Sin embargo, a medida que el niño vaya creciendo, deberá ser él mismo el que pueda incorporarlas como un mecanismo para controlar situaciones de estrés.

  • Antes de los 2 años: en los primeros compases de la vida el bebé asocia la relajación con el contacto materno, sobre todo. A partir de los 2 años ya se pueden introducir algunas técnicas de relajación, gradualmente más estructuradas.
  • Entre los 2 y los 6 años (Primera infancia): relajación entendida como un juego. Hablamos de juegos de relajación y todavía no de técnicas.

    Podemos introducirla a través de cuentos, de forma que el niño imite ciertos comportamientos contrapuestos de determinados animales y entrene determinados conceptos (libre – lenta / tortuga – rápida, por ejemplo).

    Es importante educarles la respiración, que aprendan a respirar por la nariz y soltar el aire por la boca de forma pausada.

    Un juego muy utilizado a estas edades, destinado a entrenar la relajación y el ejercicio de la respiración, es utilizar la imaginación para que el niño se sienta como un globo que se hincha al respirar y se deshincha con la espiración. También podemos ir introduciendo imágenes y sensaciones placenteras asociadas a esa dinámica respiratoria.

    Otra técnica es tan básica como reírse. Después de una buena sesión de risa nuestro cuerpo se relaja, así que se trata de estimular la risa de los pequeños.

  • Entre los 7 y los 9 años (Infancia): pueden utilizarse técnicas más estructuradas. Por ejemplo, relajación progresiva (tensión-distensión), relajación pasiva y relajación autógena. Durante esta época el niño debe entrenar la tensión-distensión de grupos musculares, control de la respiración, sensación de calor… en momentos del día especialmente tranquilos. Por ejemplo, antes de irse a la cama.

    Debe aprender a identificar sus emociones y a reconocer las sensaciones que se producen cuando se tensa o está nervioso para poder controlarlas de forma autónoma mediante los ejercicios y técnicas que ya va aprendiendo.

Tipos de técnicas de relajación

Relajación progresiva de Jacobson: creada por este médico en los años 20, consiste en aprender a tensar y a relajar los diferentes músculos, e identificar las sensaciones. Dado que la tensión muscular suele acompañar a la ansiedad, ésta se puede reducir si relajamos dicha tensión. En un ambiente tranquilo, por ejemplo, antes de dormir, se empieza centrando la relajación en brazos y piernas aplicando la secuencia de tensión-distensión. Cuando la tensión desaparece, hacer notar la sensación de relajación y tranquilidad que se consigue. A continuación, se pueden ir trabajando los diferentes grupos musculares para ir relajando uno tras otro.

Relajación autógena: desarrollada por Schultz en los años 30. De nuevo el ambiente debe ser tranquilo. Consiste en una serie de instrucciones y de frases de autosugestión, primero dadas por el instructor y después autoaplicadas por el propio niño,  orientadas a:

  • Sensaciones de pesadez y calor en extremidades
  • Regular los latidos del corazón
  • Sensaciones de tranquilidad y confianza
  • Concentración pasiva en ritmo respiratorio.

Ejemplos: “Mis manos y brazos están cálidos y pesados”, “Mi corazón late calmada y relajadamente”…

Relajación pasiva: no utiliza técnicas de tensión. Consiste en focalizar la atención en una determinada parte del cuerpo y concentrarse en la sensación de relajación en esa zona. La técnica incluye instrucciones propias del tipo de relajación autógena aplicadas a cada grupo muscular. Termina con la relajación final de todo el cuerpo en global y la respiración monótona acompasada, con instrucciones al respecto.