Fuente | Freepik Premium

No entiendo el miedo que les tiene a las tormentas. Las tormentas no son maleficios dados por brujas, ni mucho menos son los dioses peleando entre ellos. Es una causa natural totalmente normal que el mundo necesita cada cierto tiempo. Pero por alguna razón, muchas de las historias y relatos de terror empiezan con una noche de tormenta.

Asumo que eso ocurre solo por el hecho de que ese manto de lluvia que cae desde el cielo es el velo que divide el plano físico con el espiritual. Velo que siempre esta, pero no todos ven ni mucho menos pueden sentir. Solo muy pocos tienen la dicha o maldición de saber de su existencia, algunos por pocos segundos y otros por toda una vida.

Adoro correr bajo la lluvia, aun cuando el agua es totalmente fría. Adoro ver como el mundo se nutre de vida, el agua es vida es una forma de limpiar los pecados, las dichas y los tormentos. ¿Sera por eso que ellos se vuelven más fuertes cuando llueve? Porque se nutren de los sentimientos negativos, los alimentan los miedos, las tristezas y los pesares.

Trata de no sentirte así en una noche de tormenta, o le darás la llave a esos seres que están en el otro lado del velo a venir a tu mundo, a quitarte parte de ti o quedarse contigo. Pero bueno esto es un relato de que fue lo que viví una noche de tormenta, no dé porque no le temo a las tormentas.

La casa de mi familia paterna se encuentra en todo el pie de una montaña, así que todo el patio trasero da paso a la entrada a la montaña. Una noche mis primos y yo estábamos jugando en la parte de atrás de la casa, y como se pueden imaginar la lluvia que caía no era nada normal. Pero como solo estábamos jugando y pasándola bien, no le dimos importancia alguna.

La pared que dividía en donde estábamos, del patio presentaba un espacio de pura malla que daba un vistazo al patio y en el fondo se encontraban algunos árboles, lo normal nada del otro mundo. Recuerdo que yo volteé de repente y vi un destello blanco, cuando regreso la mirada y vuelvo a ver no había nada. Lo asocie a un reflejo que capto mi ojo por unos segundos.

Luego recuerdo que uno de mis primos más pequeños comenzó a ver hacia el patio, cuando volteo, observo que el destello blanco se hizo más grande y su forma ya no era tan difusa, era un cuerpo ni tan grande ni tan bajo. Automáticamente me da escalofríos por todo mi cuerpo y le digo a mi prima que mire hacia allá. Pero al voltear ella, por alguna razón no vio absolutamente nada. Así que como toda niña grande y responsable que soy lo que hago es entrar a la casa y no volver a salir.

Pasado casi una hora, mis primos entran corriendo a la casa con risas histéricas y diciéndole a mi tío que en la parte trasera de la casa hay una señora vestida con una bata blanca. Mi tío se les queda viendo y luego solo les dice que eso no es posible que seguro vieron algo y lo confundieron, además que como alguien va a pasar si hay una pared que divide la montaña del patio de la casa y se echa a reír.

Mis primos siguen insistiendo, así que a parte de mi tío otros adultos salen con él y tratan de ver lo que ellos y yo vi esa noche de tormenta, dado como resultado que no vieran absolutamente nada y no podían salir a indagar porque estaba lloviendo muchos. Al final mis primos y yo entramos a la casa y no volvimos a salir. Al día siguiente, mi papa me pregunta que si yo vi también a la señora y yo le digo lo que paso y lo que vi.

Cuando le pregunto qué porque me preguntaba sobre eso, él me contesta que luego de un año que mi abuela falleció, muchas personas han dicho que ven a una señora vestida con una bata blanca asomada en la ventana de la casa o hasta en el patio de esta y que él y algunos tíos creen que es mi abuela cuidando la casa familiar.