Algunos niños tienen la fortuna de nacer en una familia con economía estable, ahorros y propiedades lujosas. Ese era exactamente el caso de la pequeña Anne. Creció en una hermosa casa, ubicada en la mejor zona de la ciudad, siempre estuvo en compañía de una excelente niñera y los mejores profesores particulares se acercaban a su casa para educarla y brindarle los conocimientos necesarios para su futuro.
Anne fue creciendo en esa gran casa, donde vivía con sus padres, quienes habían heredado la fortuna del abuelo. La familia jamás había pasado necesidades y, de querer algo, inmediatamente lo conseguirían.
Con el pasar del tiempo, Anne ya era una adolescente y, finalmente, una hermosa joven. Nunca asistió a la universidad ni tuvo que trabajar para obtener su propio dinero, “¿para qué si mis padres lo tienen todo?”, consideraba. Anne solía invitar a sus amigas para ir de compras a las tiendas más costosas de la ciudad. Les regalaba prendas de diseñador, hacía fiestas en su casa, cambiaba su vehículo de manera mensual y jamás le importó lo que significaba la palabra ahorrar.
Lamentablemente, el padre de Anne se estaba convirtiendo en una persona anciana y un día sorprendió a la joven con la noticia de una terrible enfermedad. “No sé cuánto tiempo pueda permanecer a tu lado”, le repetía el anciano a su hija.
Pasados tres años, el padre de Anne falleció y, en pocos meses, la madre de la joven no pudo soportar el dolor de haber perdido al amor de su vida. La mujer que jamás había administrado el dinero de sus padres tendría que hacerlo ahora, puesto que se había quedado completamente sola.
Los primeros meses fueron realmente complicados para Anne. No salía de su habitación, no comía y ni siquiera se arreglaba como solía hacerlo. Sin embargo, la visita de una de sus amigas la hizo cambiar de parecer. Para su amiga lo más importante de la relación que tenía con Anne era la fortuna que había heredado, así que la convenció de gastar grandes cantidades de dinero en artículos innecesarios y eventos inútiles.
Anne fue gastando la herencia en carros lujosos, fiestas y mucha joyería. Poco a poco el dinero estaba desapareciendo, hasta que un día se convirtió en nada. Las tarjetas de crédito de Anne estaban al tope, ya no podía gastar más porque no tenía cómo pagarlas, el banco le había advertido lo que estaba sucediendo pero ella jamás prestó atención.
La amiga de Anne se alejó de ella, sin prestarle ningún tipo de ayuda durante el desagradable momento económico que estaba pasando. Solo fue hasta este momento en el que Anne empezó a darse cuenta del valor del dinero. La joven se sentía culpable de haber gastado innecesariamente la fortuna de sus abuelos y padres, así que hizo lo posible para recuperarse.
Anne vendió la lujosa casa en la que vivía, los automóviles, las joyas y muchos otros objetos. Empezó a ahorrar y compró un pequeño apartamento, consiguió un trabajo y, por primera vez, empezó a ver frutos propios gracias a su esfuerzo.
Posiblemente hay momentos en los que tengas dinero para malgastar, pero recuerda que no dura para siempre. Tiene mucho más valor el dinero ganado por esfuerzo propio que el regalado. Por ello es importante estudiar, ser un profesional y labrarse el camino hacia el éxito. No solo obtendrás dinero para gastar en lo que quieras, sino también felicidad, alegría y mucha satisfacción por lo alcanzado.